¿Qué decisiones debemos permitir que tome una computadora con inteligencia artificial? ¿Cómo protegemos los datos personales recogidos en línea? ¿Y quién decide si una tecnología nueva es realmente “verde”?
Estados Unidos y la Unión Europea (UE) establecieron recientemente el Consejo de Comercio y Tecnología EE. UU.-UE para ayudar a responder estas y otras preguntas apremiantes y para asegurar que las futuras tecnologías reflejen los valores democráticos y beneficien a todas las personas.
Funcionarios estadounidenses y europeos afirman que las tecnologías emergentes pueden ayudar a abordar desafíos urgentes, desde la pandemia de COVID-19 hasta la crisis climática. Pero la nueva innovación no debe facilitar el abuso por parte de regímenes autoritarios.
“Colaboraremos para garantizar que el comercio y la tecnología estén al servicio de nuestras sociedades y economías y defiendan, al mismo tiempo, nuestros valores comunes”, dijo el comisario de Comercio y vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea de la UE, Valdis Dombrovskis, al anunciar la creación del consejo el 15 de junio.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, en un discurso pronunciado el 13 de julio en la Cumbre mundial de tecnologías emergentes, de la Comisión de Seguridad Nacional sobre Inteligencia Artificial, instó a los innovadores a asegurar que “los derechos universales y los valores democráticos sigan estando en el centro de toda la innovación futura y que esta aporte beneficios reales a la vida de las personas”.
Hizo un llamado a que las democracias se mantengan a la vanguardia de la innovación, establezcan normas para las nuevas tecnologías y defiendan una Internet abierta, segura y fiable.
También advirtió que los regímenes de Rusia y la República Popular China están utilizando las nuevas tecnologías para piratear las redes y llevar a cabo una vigilancia masiva.
El Consejo de Comercio y Tecnología EE. UU.-UE trabajará para mejorar el comercio entre las dos economías más grandes del mundo y evitar interrupciones en las cadenas de suministro críticas, a la vez que tratará de evitar el uso indebido de la tecnología que amenace la seguridad y los derechos humanos.
A través del consejo, Estados Unidos y la UE aumentarán el intercambio de información respecto a los posibles riesgos de ciertas inversiones extranjeras, incluidas las que implican tecnologías e investigación sensibles, a la vez que adoptarán el acceso a la investigación científica básica y preservarán las políticas de inversión abiertas. El Comité de Inversiones Extranjeras en Estados Unidos revisa determinadas transacciones para garantizar que la inversión extranjera en tecnología crítica no comprometa la seguridad nacional de Estados Unidos.
“Tenemos valores democráticos comunes y queremos traducirlos en acciones tangibles a ambos lados del Atlántico”, indicó la vicepresidenta ejecutiva de la Comisión Europea y comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, al anunciar la creación del consejo el 15 de junio. “Este es un gran paso para nuestra asociación renovada”.