Una declaración respaldada por decenas de firmantes asegura que el Consejo de Derechos Humanos acaba de dar la espalda a los ciudadanos cubanos, al no condenar la ofensiva de represión desatada contra el pueblo en general desde el pasado 11 de julio.
El texto titulado "Del lado de los ciudadanos, no de los Estados", fue divulgado este viernes por integrantes del Consejo para la Transición Democrática en Cuba, miembros de distintas organizaciones de la sociedad civil y ciudadanos en general.
El pasado 16 de julio, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, había hecho un llamado a la urgente liberación de todas las personas que han sido detenidas por ejercer su derecho a la libertad de reunión pacífica o a la libertad de opinión y expresión y dijo estar "muy preocupada por el presunto uso excesivo de la fuerza en contra de manifestantes en Cuba y el arresto de un gran número de personas, entre ellas varios periodistas".
Sin embargo, la funcionaria no incluyó a Cuba en su informe global sobre los países que violan los derechos humanos, presentado esta semana, un hecho que de acuerdo a la declaración constituye una oportunidad perdida para entender las realidades sociales y políticas del país comunista.
El opositor Manuel Cuesta Morúa dijo a Radio Martí que muchos cubanos se quedaron "boquiabiertos con esa ausencia y con ese silencio".
"En un minuto en que todos pensamos que efectivamente el primer informe o el informe del Consejo de Derechos Humanos sobre el comportamiento de los derechos humanos en el mundo iría a incluir a Cuba, nos quedamos realmente estupefactos con la noticia totalmente absurda de lo que una amiga ha llamado "el elefante blanco" en el Consejo de Derechos Humanos. No apareciera mencionado ni una vez. No había ninguna justificación para no mirar hacia Cuba en uno de los momentos más importantes de su historia. Y cuando digo 'momento más importante de la historia' me refiero a la historia nacional. No había de ninguna manera justificación para que la Alta Comisionada de Derechos Humanos, Michelle Bachelet, no se fijara en dos cosas fundamentales: la brutal represión, teniendo en cuenta la naturaleza estrictamente pacífica de las masas, desde el Estado, y que el mismo Estado llamara a la violencia civil. Eso debió haber llamado la atención poderosamente de el Consejo de Derechos Humanos y haber reflejado el caso de Cuba", explicó Cuesta Morúa.
A continuación reproducimos el texto íntegro de la declaración "Del lado de los ciudadanos, no de los Estados":
Las manifestaciones pacíficas de las jornadas de julio en Cuba, inéditas en nuestra historia nacional, merecieron la viva atención y el acompañamiento del mundo democrático. Su represión por un gobierno no electo solo mereció una débil declaración de parte del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, liderado por la Sra. Michelle Bachelet, su Alta Comisionada. Una declaración que fue presentada, además, como supuestos que contradecían hechos bien documentados en miles de imágenes; testimonios, al mismo tiempo, del clamor de los ciudadanos cubanos y del ataque brutal de las turbas paramilitares y de los cuerpos represivos en toda la isla.
Con un agravante que el Consejo de Derechos Humanos, en forma también inédita, pasaba por alto: la violencia civil generalizada y la escala nacional se inicia en Cuba, también por primera vez en nuestra historia, por mandato de un Estado que se reafirma y reafirma la violencia como modo de administrar las demandas pacíficas y colectivas de la sociedad, en contra de la ley y de los derechos constitucionales de los ciudadanos. Un precedente que va contra los principios y el espíritu mismo de las Naciones Unidas. Los Estados que declaran la guerra a sus ciudadanos contribuyen a la inestabilidad mundial.
Los abajo firmantes, integrantes del Consejo para la Transición Democrática en Cuba, de otras tantas organizaciones de la sociedad civil y ciudadanos en general, considerábamos que la construcción cívica de las mayorías, interrumpida por la violencia política de una minoría atrincherada en el Estado, contaría con el respaldo del Consejo de Derechos Humanos en lo que toca a los derechos y a la integridad ciudadana. Pero el Consejo de Derechos Humanos acaba de darle la espalda a los ciudadanos cubanos para colocarse al lado del Estado. Y de una manera que, en el contexto del Caribe, preocupa especialmente a la comunidad civil y prodemocrática cubana por el sesgo racista de la represión de las jornadas de julio que criminalizan y racializan la protesta civil.
Con el silencio sobre Cuba en el informe mundial sobre el comportamiento de los derechos humanos, este Consejo de las Naciones Unidas perdió la oportunidad de entender las realidades sociales y políticas de nuestro país. Un lujo que no deberían darse muchos de los organismos internacionales que van perdiendo relevancia y credibilidad ante las explosiones de la ciudadanía y la crisis de las instituciones estatales y supranacionales que dicen representarla.
La presidencia de este Consejo había despertado cierta sensibilidad para los derechos humanos en América Latina. Su presidenta es hija de Alberto Bachelet, general de brigada de la Fuerza Aérea de Chile y miembro del gobierno de la Unidad Popular liderado por Salvador Allende que, tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, fue detenido y fallece en prisión. Junto a su madre, Michelle Bachelet pasa a la clandestinidad, y más tarde resultan detenidas y torturadas antes de partir al exilio político.
Como con Venezuela y Nicaragua, la analogía de esta dura experiencia con la situación cubana es manifiesta. Pero, contrario a los constructores de la Europa posterior a la Segunda Guerra Mundial, que sufrieron los horrores del nazismo y construyeron una mancomunidad fundada en los valores, la presidencia de este Consejo no ha tomado la experiencia como punto de partida para construir y fortalecer un mundo basado en esos valores que alimentaron un nuevo orden centrado en los derechos de la persona humana y en la ciudadanía. En tal sentido, solo ha debilitado los reflejos institucionales, el paradigma y la consistencia en la lucha por los derechos humanos en el mundo.
Los silencios del Consejo de Derechos Humanos han sido ruidosos en América Latina. Silencio prolongado frente a las violaciones flagrantes de un Estado fallido como el de Venezuela, hasta que las presiones y las realidades desbordaran la capacidad de indiferencia del Consejo. Silencio en Nicaragua, hasta que el retorno de las técnicas somocistas rebasase los usos de las frías burocracias de las Naciones Unidas ante el escándalo humanitario. Silencio en Cuba, probablemente hasta el momento en el que el crimen de Estado pase por la normalización de informes deshumanizados que nunca traducirán ni reflejarán la tragedia por la que están atravesando ahora mismo miles de jóvenes y de familias en Cuba.
A 20 años de su creación, el Consejo de Derechos Humanos, como acordó en su mandato inicial, merece una profunda reforma. A empezar por la composición de su liderazgo. Las virtudes de los estadistas no son transferibles a organizaciones que se basan en los valores. Las consideraciones geopolíticas, ideológicas, de simpatía, de intereses y electorales vician los fundamentos de organismos que nacen para promover, defender y proteger los derechos humanos a escala global.
Si los informes, las declaraciones y las acciones de instituciones concebidas para defender a los ciudadanos de los Estados dependen esencialmente de los cálculos basados en el voto ambicionado de esos Estados, los derechos humanos seguirán perdiendo terreno a escala global. Y a la desconfianza de la ciudadanía hacia las instituciones de sus propios países, se agregará la desconfianza hacia organismos que, alejados por su alcance, se desentienden de lo único que justifica su existencia: la primacía de los valores. Los derechos humanos lo son para todos. El privilegio de ciertas responsabilidades globales solo tiene la dimensión del coraje con el que se defienden los valores que la fundan.
Cabe recordar acá lo que una vez expresó Martin Luther King, “al final no recordaremos las palabras de nuestros enemigos sino los silencios de nuestros amigos”, es decir de aquellos con quienes supuestamente compartimos valores y principios.
Los abajo firmantes, integrantes del Consejo para la Transición Democrática en Cuba, otros y otras de distintas organizaciones de la sociedad civil y ciudadanos en general,
1. Pedro Acosta. Periodista Independiente
2. Ileana Alvarez. Directora de Alas Tensas.
3. Elías Amor Bravo. Presidente Unión Liberal Cubana
4. Alina Brouwer Guerra. The Education Project Corp.
5. MarthadelaTamayo González. Comité Ciudadanos Integración Racial. RFC. ACI
6. María Mercedes Benítez Rodríguez. Ciudadanos Observadores de Procesos Electorales.
7. Enix Berrio Sardá. Vicepresidente PDC
8. Lic. Amado Calixto Gammalame. Asociación Jurídica Cubana
9. Asunción Carrillo Hdez. Mujeres Democristianas. Partido por la Democracia Pedro Luis Boitel
10. Armando Chaguaceda. Politólogo e Investigador
11. José Casares Soto. Mesa Diálogo de la Juventud.
12. Juan A. Madrazo. Coordinador del Comité Ciudadanos por la Integración Racial.
13. Iris Ruiz. Actriz y Activista. Movimiento San Isidro.
14. Amaury Pacheco, Poeta y Activista. Movimiento San Isidro
15. Michel Matos, Filósofo y Activista, Movimiento San Isidro
16. Yanelis Nuñez, Historiadora del Arte y Activista. Movimiento San Isidro
17. Carolina Barrero. Historiadora del Arte, Curadora y Activista
18. Mario Félix, Pastor
19. Alain Toledano, Pastor
20. Ángel Santiesteban, Escritor
21. Rafael Vilches, Poeta y Escritor
22. Boris González, Periodista Independiente, Vocero de la Mesa de Unidad de Acción Democrática
23. Dariem Columbié. Plataforma #Otro18.
24. Sara Cuba Delgado. Alianza Cubana por la Inclusión.
25. Manuel Cuesta Morúa. Arco Progresista/Cuba en Plural.
26. Yeris Curbelo Aguilera. Alianza Democrática Oriental.
27. Hildebrando Chaviano. Abogado y periodista. Centro para el Análisis de Políticas Públicas
28. Lázaro Javier Chirino Díaz. Periodista CiberCuba.
29. Eduardo Díaz Fleitas. Comité Coordinador UNPACU
30. José Díaz Silva. Presidente Movimiento Opositores por una Nueva República.
31. Victor Manuel Dueñas Otero. Presidente de la @NGFoundationNL
32. Lic Raydel Fernández. Vicepresidente financiero P&F. Activista de Derechos Humanos
33. Ileana de la Guardia. PsicoNeuróloga. Activista por los Derechos Humanos.
34. Rodolfo González González. Vicepresidente del Comité Cubano Pro Derechos Humanos.
35. Ernesto Gutiérrez Tamargo. Doctor en Derecho
36. Iván Hernández Carrillo. Secretario General de la Asociación Sindical Independiente de Cuba.
37. Esteban R. Hernández González. Centro Estudios para la Transición Democrática en Cuba.
38. Yanisey Hernández Medina. Embajada Cívica Cubana.
39. Nelva Ismarys Ortega Tamayo. Dra. En Medicina MGI. Unión Patriótica de Cuba
40. Dra. Eva Kubàtová. Post Bellum. República Checa
41. María Cristina Labrada Varona. Dama de Blanco.
42. Elena Larrinaga de Luis. OCDH. PDC. RFC.
43. Antonio José Ledezma Díaz. Abogado, ex Alcalde Mayor del Distrito Metropolitano de Caracas Diputado del extinto Congreso Nacional de Venezuela y ex Senador de la República y Vicepresidente de la Cámara, Gobernador del Distrito Federal.
44. Rafael León Rodríguez. Proyecto Demócrata Cubano (PRODECU)
45. Michael Lima Cuadra. Democratic Spaces. @ngotransations
46. Agustín Valentín López Canino. Bloguero y Activista
47. Félix Llerena. Embajador para Cuba de la organización Juventud y Democracia en las Américas.
48. Gabriel Mato Adrove. Diputado el Parlamento Europeo.
49. Carlos Millares Falcón. Presidente de la Fundación Sucesores.
50. Maria Elena Mir Marrero. CONIC. Confederación Obrera Nacional Independiente de Cuba.
51. Osvaldo Navarro Veloz. Comité Ciudadano por la Integración Racial y Proyecto D.Verso
52. Juan Alberto de la Nuez. Movimiento Ciudadano Reflexión y Reconciliación.
53. Lázara Sánchez Fiallo. Secretaria Ejecutiva de la Red de Apoyo en Camagüey del OCDH.
54. Gabriela Torres. Lda. En Marketing y Comunicación (desarrollo digital)
55. Jorge Luis Valdés Villazan. Coordinador de UNPACU.
56. Dra. Rita Martín. Narradora y ensayista.
57. Dawi Morejón. Activista de Derechos Humanos.
58. Abraham Rivera. Escritor y articulista sionista: desde Israel por Cuba
59. Dunia Medina Moreno. RFC. Democristianas Cuba. MUAD
60. Orlando Luis Pardo Lazo. Escritor
61. Zuleidys Pérez. Plataforma Femenina. Red de Líderes y Lideresas Comunitarias.
62. Roxilene Sotolongo Cruz. Mujeres Democristianas. Red Femenina de Cuba.
63. Omar Vento. Presidente Fundación Panamericana para la Libertad.
64. Humberto Viel Marín. Movimiento Opositores por una Nueva República
65. Anai Penalba. Movimiento Opositores por una Nueva República
66. Yanelis Cutiño. Movimiento Opositores por una Nueva República
67. Mario Hernández. Movimiento Opositores por una Nueva República
68. Jhonis Guevara. Movimiento Opositores por una Nueva República
69. José Hernández. Movimiento Opositores por una Nueva República
70. David Doubouchet. Movimiento Opositores por una Nueva República
71. Rolando Díaz. Movimiento Opositores por una Nueva República
72. Lázaro Mendoza. Movimiento Opositores por una Nueva República
73. Juan Lamas. Movimiento Opositores por una Nueva República
74. Juan A. Lamas. Movimiento Opositores por una Nueva República
75. Caridad Sánchez. Movimiento Opositores por una Nueva República
76. Francisco Díaz. Movimiento Opositores por una Nueva República
77. Maylen González. Movimiento Opositores por una Nueva República