Sin dudas, el magnate neoyorkino Donald Trump, en el Partido Republicano, y la ex secretaria de Estado Hillary Clinton, en el Partido Demócrata, fueron los grandes ganadores en las primarias en el llamado "Supermartes".
En el Partido Republicano Trump ganó siete de las 11 primarias en juego. El senador de Texas Ted Cruz ganó tres primarias y el senador de la Florida Marco Rubio ganó un estado.
En el Partido Demócrata la ex secretaria de Estado Hillary Clinton ganó en siete estados y el senador de Vermont Bernie Sanders ganó cuatro estados.
Aunque en todos los estados en juego el martes los delegados a las convenciones de sus respectivos partidos se reparten en forma proporcional, la ventaja de Trump y Clinton fue tan sólida que es difícil que sus rivales puedan alcanzarlos e impedir su nominación este verano en las convenciones de los dos partidos.
Así y todo, no hay indicio de que ninguno de los principales rivales de Trump –Rubio y Cruz– se retiren de la campaña.
Rubio quiere esperar, por lo menos hasta el 15 de marzo, día en que se celebra la primaria de Florida. Las encuestas dicen que Trump le lleva una ventaja de más de 20 puntos. Pero Rubio tiene dinero para competir y dice que va a ganar en la Florida y va a seguir en la pelea hasta la convención republicana este verano.
Lo que quieren Rubio y Cruz es impedir que Trump logre obtener los 1.237 delegados que se necesitan para ganar la nominación republicana.
Contando los delegados que obtuvo el martes, Trump tiene 316 delegados, Cruz 226 y Rubio 106. El gobernador de Ohio John Kasich tiene 25 delegados y el neurocirujano infantil Ben Carson ha acumulado 8 delegados.
Por su parte, Clinton ya tiene 1.034 de los 2.383 delegados necesarios para obtener la nominación demócrata y Sanders tiene el respaldo de 408 delegados.
Hasta ahora, los delegados se han repartido en forma proporcional. Dependiendo del porcentaje de voto de cada candidato se le otorgan los delegados correspondientes.
A partir de esta semana, el ganador de cada estado obtiene la totalidad de los delegados en juego. Esto pone a Trump y a Clinton en posición para ganar sus respectivas nominaciones mucho antes de los meses de verano en que se celebran las convenciones de ambos partidos.
Tanto Cruz como Rubio quieren que uno de ellos se retire de la contienda para poder enfrentarse a Trump en forma directa. El problema es que ninguno de los dos quiere hacerlo.
Rubio, quien de acuerdo con las encuestas tiene una desventaja de 20 puntos en la primaria de Florida a celebrarse el 15 de marzo, dice que va a seguir en la campaña hasta la convención y espera que Trump no llegue al número necesario para ganar la nominación.
Eso es lo mismo que dicen el senador Cruz y el gobernador de Ohio John Casich. Este último también espera al 15 de marzo para ver si puede ganar Ohio.
Mientras estas peleas continúen, va a ser muy difícil detener a Trump.
No importa que la plana mayor del Partido Republicano esté en contra del magnate neoyorquino por la forma en la que ha llevado su campaña hasta la fecha.
Los votantes republicanos están hartos de candidatos que les han prometido villas y castillas y han logrado muy poco. Ellos quieren a un candidato que no haya sido político. Y Trump viene como anillo al dedo de estos votantes.
Todavía falta tiempo para decir que Trump y Clinton hayan ganado la nominación de sus respectivos partidos. El martes hubo sorpresas. Cruz ganó tres estados y Rubio dio la sorpresa de la noche ganando el estado de Minnesota.
A partir de ahora, las cosas van a ser más difíciles para Cruz y Rubio. Ahora, si quieren obtener más delegados tienen que ganar los estados. Y eso es muy difícil mientras los dos se dividen el voto anti-Trump.
Ya hay claros indicios de que Trump y Clinton van a ser los candidatos. Pero todavía no se puede estar seguro de que así va a ser.