La oficina de prensa de la Casa Blanca publicó el viernes un memorándum cursado por el presidente Barack Obama a su secretario de Estado, John Kerry, y al del Tesoro, Jack Lew, para comunicarles su determinación de extender por un año más la acción de la Ley sobre Comercio con el Enemigo en lo relativo a Cuba, ya que la anterior expira el próximo día 14 de septiembre.
En su misiva, Obama considera que la continuación por un año de las autoridades que brinda la ley favorece el interés nacional de Estados Unidos
La Ley sobre Comercio con el Enemigo, que data de 1917 y se aprobó con vistas a la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial, prohíbe que firmas estadounidenses comercien con países hostiles.
La renovación anual en lo concerniente a Cuba ha sido un acto rutinario de todos los presidentes desde que John F. Kennedy implantó por orden ejecutiva el embargo económico y comercial en 1962, en respuesta a las expropiaciones contra ciudadanos y empresas de EE.UU. en Cuba, y a la transformación de la isla en un peón soviético en el Hemisferio..
Desde entonces las sanciones contra el régimen comunista cubano han sido ampliadas y codificadas como ley del país por el Congreso, incluyendo la Ley Torricelli de 1992 y la Helms-Burton aprobada en 1996.
Por otro lado, desde el propio poder legislativo, como desde el ejecutivo, se han introducido desde entonces modificaciones que hacen menos estrictas las medidas.
La más importante debida al Congreso tuvo lugar en octubre de 2000 cuando se aprobó la Ley de Reforma a las Sanciones Comerciales y Mejoramiento de las Exportaciones, que prevé la concesión de licencias de exportación por un año para la venta de alimentos y medicinas a Cuba.
El cambio permitió al gobierno de la isla empezar a adquirir en Estados Unidos, aunque pagando al contado y por adelantado, maíz, trigo, soya, aceite de soya, harina, manteca de cerdo y pollos congelados, entre otros productos agropecuarios.
Para 2007 Estados Unidos se había convertido en el quinto socio comercial de Cuba con ventas valoradas en 563 millones de dólares. La cifra máxima se registró en 2008, con 711 millones.
Por decisión del presidente Obama en Estados Unidos se originan además envíos de paquetes y remesas monetarias a la isla que en conjunto rondan actualmente los 5.000 millones de dólares, según cálculos del grupo de investigaciones The Havana Consulting Group. La cifra no incluye lo que llevan consigo los cerca de 600.000 viajeros cubanoamericanos y estadounidenses que visitan la isla cada año.