Los operadores de buques de Pearl Seas Cruises han aprendido una lección con respecto a hacer negocios con el Gobierno de Cuba. En las últimas semanas se han visto obligados a cancelar cinco viajes a la isla planeados con sus clientes desde hace tiempo, a falta de aprobación por parte de las autoridades cubanas.
Pearl Seas Cruises anunció el pasado mes de julio que lanzaría cruceros de 10 noches de Estados Unidos a Cuba para la primavera de 2016 con 210 pasajeros en cada viaje.
Seis salidas fueron planificadas para marzo y abril y la empresa comenzó a tomar las reservaciones para los camarotes con tarifas que empezaban con $7.810 por persona.
Pero los clientes empezaron a descubrir en las últimas semanas que se estaban vendiendo los pasajes sin permiso del Gobierno cubano y, como las fechas de salida se acercaban y el permiso no se materializaba como se esperaba, las cancelaciones obviamente comenzaron, según publica el sitio especializado en viajes Nation Now.
La primera salida en ser cancelada fue la del 6 de marzo; seguida de otras, los días 16 y 26 de ese mes. La empresa añadió salidas programadas para el 5 de abril y el 15, que también fueron canceladas.
Las cancelaciones, la incertidumbre y la molestia de ver frustradas sus vacaciones a última hora tiene a los clientes furiosos: "Estoy loco como un demonio," dijo Thomas Donoghue, de 76 años, de Westbury, Nueva York.
Donaghue, un director ejecutivo de una fundación médica, que ha reservado un viaje para el 25 de abril a Cuba con Pearl Seas tiene poca esperanza de que el viaje se vaya a dar. Varios intentos para contactar a un portavoz Pearl Seas Cruises no tuvieron éxito.
Las navegaciones planificadas por Pearl Seas esperaban zarpar de Miami y Fort Lauderdale en su embarcación Pearl Mist, con paradas en siete puertos cubanos: La Habana, María La Gorda, Cienfuegos, Trinidad, Santiago de Cuba, Parque Nacional Alejandro de Humboldt y Holguín; con una duración de 10 noches.
Complicaciones como las ocurridas con Pearl Seas han desacelerado el entusiasmo inicial en los negocios con La Habana.
El Gobierno de Estados Unidos ha cambiado la política hacia Cuba, pero las empresas estadounidenses se muestran ahora renuentes a invertir en la isla, porque se percatan de que es un mercado pequeño que no conocen, con mucha incertidumbre política y, sobre todo, económica.
A lo anterior hay que sumar el embargo. El resultado es que el gran capital estadounidense sigue sin llegar a Cuba, según publicó un editorial del diario español El Mundo. Como explica el analista del Instituto Peterson de Washington para la Economía Internacional, Gary Hufbauer:
"Las empresas estadounidenses están dándose cuenta de que invertir en Cuba es muy difícil".
Analistas estiman que una de las cosas que dificulta los negocios con la isla es que el control político de la justicia impide a ésta jugar papel alguno en la corrección de las desviaciones del sistema. De momento, Cuba no ha realizado ninguna transformación significativa que altere su sistema económico ni institucional.
En contraste con lo que ha sucedido en China, e incluso en Vietnam, que endorsaron la famosa máxima de Deng Xiaoping "hacerse rico es glorioso", el ganar dinero en Cuba se contempla todavía como un crimen execrable y la prosperidad individual es vista con una indisimulada sospecha. Así lo han experimentado en sus propias carnes muchos de los nuevos emprendedores.
En la práctica, la élite de militares, burócratas y dirigentes partidistas controla los sectores claves de la economía y es la única que tiene acceso a la riqueza mediante la utilización de los instrumentos puestos a su alcance por el socialismo.
Por otro lado, las cosas empeoran cuando una reciente encuesta realizada por Allianz Global Assistance, una de las más prestigiosas compañías de seguros de viaje en el mundo, encontró que a pesar del aparente interés en Cuba como destino:
El 70% de los viajeros estadounidenses no tiene planes de visitar la isla por el momento. Y no tienen interés porque el 44% de ellos tiene preocupaciones de seguridad, el 18% dijo sentir miedo a un Gobierno comunista, el 15% argumentó carecer de información sobre viajes a Cuba, el 12% habló de una infraestructura de viaje de calidad muy inferior, mientras el 7% se refirió a la pobreza de internet y conectividad móvil y el 6% no está cómodo con la falta de instalaciones sanitarias adecuadas.