“Estoy harta de que me digan cómo debo pensar”, fustiga así la actriz Juliana Rabelo, que se ha apoderado de uno de los personajes de la obra Patriotismo 36-77, bajo la autoría de la escritora y también actriz Lynn Cruz.
Tres personajes, tres actores – las actrices Rabelo y Lynn Cruz y el pintor Luis Trápaga- develan historias en sí mismas para hacer la fotografía de un país que es Cuba.
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En la plataforma digital donde han lanzado una campaña de recaudación para llevar a cabo su proyecto, Cruz explica sobre Patriotismo… “Desde abril de 2017 he enfrentado censura y represión policial contra obras que he creado o participado. Patriotismo 36-77 nació entonces.”
En el tráiler que publicaron en YouTube, los actores presentan así a sus personajes:
Rabelo “Estoy harta de que me digan cómo debo pensar. Yo fui a ver a una mujer cubana a su casa y le llevé una flor. Su casa estaba rodeada, aun así yo toqué la puerta. Antes de que ella se me contestara unos policías se me acercaron y me pidieron que me identificara. Ella salió, a penas pudimos hablar. Me tomaron por el brazo y me condujeron a una patrulla. Me preguntaron si yo era cubana, como si mi dignidad dependiera de mi nacionalidad”.
Lynn Cruz “Lo que pasó fue que hicimos una película. Es la historia de dos hombres y una mujer, una historia de amor y decepción: la de un dictador que en el año 1959 se robó la musa de un poeta, sabíamos que no íbamos a poder presentarla en los cines del país, así que decidimos hacerlo en la casa de unos amigos. Teníamos a varios invitados, pero nadie pudo llegar que conducen a la casa había una redada policial y de agentes de la Seguridad del Estado, luego muchos colegas hicieron silencio, la mayoría se alejó. No podía creer que todo aquello era a causa de una película”.
Luis Trápaga “Yo no me quería comportar como un militar que siempre tiene que estar en estado de alerta, en una ciudad donde yo me empeñaba en tratar de sentirme libre, a pesar de mi situación allí. Imaginen la peor pesadilla: lo que había intuido tantas veces, de pronto se hizo una cruda y triste realidad. Las autoridades del gobierno allanaron mi casa mostrándome una orden de registro completamente improcedente… invadieron mis espacios más privados, se llevaron mis medios de trabajo, se robaron mis proyectos de trabajo…”.