La renovada convocatoria a los cubanos residentes en el extranjero para que inviertan en Cuba es una apelación circunstancial con limitaciones impuestas por las reglas de juego, opinó desde La Habana el economista Omar Everleny Pérez Villanueva.
“Cuando hay una situación de crisis económica como la que se está atravesando ahora, tú apelas a cualquier resorte pero, en la práctica, cuando comienza a funcionar, entonces empiezan los cómos y los porqués?, dijo Pérez Villanueva. “Porque si no dejas que alguien traiga sus propios maletines para poner una tienda en su casa, cómo después quieres que otro cubano de España invierta en Cuba?
Debe haber una claridad y una línea recta para atraer realmente los capitales en la magnitud que el gobierno cubano desea, indica el experto al hablar de una legislación capaz de garantizar la confianza del inversionista cubano radicado en otros países.
“Porque aquí no se trata de cuatro o cinco millones [de dólares]; para que esta economía levante se necesitan miles de millones”, subraya.
La semana pasada, el ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera de Cuba, Rodrigo Malmierca, declaró en el programa de propaganda oficial de la televisión cubana Mesa Redonda que nada impide a los cubanos residentes en el extranjero invertir en la isla, algo que ya había dicho en Twitter el 31 de mayo de 2019.
Para Pérez Villanueva, Malmierca no ha hecho más que reafirmar algo aprobado hace tiempo. “Y yo no he visto la primera inversión todavía en ese sentido”, comentó el experto.
La Ley 118 de Inversión Extranjera de 2014, vigente actualmente, no discrimina a nadie por el origen: considera inversionista extranjero a todo el que viva fuera de Cuba y cuyo dinero tenga origen fuera de Cuba, recuerda el economista. Pero el gobierno cubano debería buscar una legislación mucho más específica al respecto.
“Y divulgarla en la próxima reunión que tendrá que haber -no sé si este año-, de Nación y Emigración”, sugiere. “Allí deberían aparecerse con cosas bastantes concretas, y una puede ser esa: no solo trabajar el tema de la ciudadanía, el valor de los pasaportes, etcétera, sino algo más sólido”.
Como han hecho Vietnam y China, indica Pérez Villanueva.
“El dinero que fue a China hace 30, 35 años, no fue ni norteamericano ni español: fueron los chinos de ultramar”, dice. “Hong Kong empezó a mover todo el dinero hasta que fue moviéndose esa economía, y en Vietnam también: les dieron tratamiento de inversionistas a todos los vietnamitas que habían estado en el exterior. Creo que Cuba tendría que ir por ahí, necesariamente, dado el volumen de la emigración tan grande que tiene”.
Internamente, hace falta resolver una contradicción que enfrentan los trabajadores por cuenta propia y los cooperativistas dentro de la isla, manifestó el experto.
“Habría que ver cuál es la voluntad [del gobierno], porque por un lado [la ley] dice que los trabajadores por cuenta propia y los cooperativistas pueden exportar, pero por otro lado dice ‘a través de las empresas estatales’; entonces dice: no hay que llegar a convertirlos en una empresa jurídica”.
Es una contradicción: ¿cómo un individuo va a poder exportar y, sin embargo, no puede crear una empresa?, se pregunta el experto, y agrega que con el reconocimiento jurídico de la empresa debería venir el derecho a importar.
“Ahí es donde está mi duda, porque realmente el comercio exterior cubano, con ese carácter monopólico que tiene, no necesariamente ha sido eficiente siempre”, comenta Pérez Villanueva. “Entonces, ¿cómo un trabajador por cuenta propia podría exportar? Bueno, primero que lo que tienen que permitirle es importar directamente, porque necesitas insumos para producir”.
Ha pasado mucho tiempo desde que la Ley de Inversiones vigente fuera aprobada en 2014, indica el economista, y todavía no hay inversiones de cubanoamericanos en Cuba, al menos oficialmente.
“Mucha gente, a través de su familia, ha montado negocios, ha aportado dinero para hacerlo; pero concretamente… me parece superinteresante si fuera real”, subraya Pérez Villanueva. “Es lo que vengo diciendo hace tiempo: se les puede dar a las remesas un fin más productivo, y no solo para consumo”.
A los cubanos residentes en otros países interesados en abrir un negocio en Cuba tal vez les convenga incorporar a sus familiares en la isla, manifiesta el experto. De esa forma estarían desarrollando a su familia y ellos mismos recibirían un dividendo, porque Cuba es una plaza “vacía” muy atractiva, donde hay que producir de todo y donde se puede establecer cualquier tipo de servicio sin mucha competencia.
“Lo que dicen [con respecto a las inversiones de cubanos residentes en el extranjero] no tiene ninguna dificultad; la realidad lo que creo es que podría ser otra”, añade.
En cuanto a que ese dinero sirva, por ejemplo, para que sus familiares en Cuba abran una tienda, los insumos inicialmente podrían aportarlos los propios familiares. “Son infinitas las posibilidades que podrían existir”, concluye Pérez Villanueva.