Han pasado solo dos meses del 2021 y los cubanos no han parado de criticar por diferentes vías la denominada tarea de ordenamiento económico impuesta en la isla.
En Twitter, algunos le llaman “farsa”, mientras que una persona a cargo de la cuenta Cuba Bella señaló que “no ha habido nada más criminal en medio de la pandemia", y que "no hay bloqueo que le gane a eso" (en referencia al ordenamiento)".
Cubanos consultados por Radio y Televisión Martí coinciden en señalar que desde su implementación la gente se siente atropellada.
La periodista independiente Luz Escobar, de 14ymedio, dijo que es una situación que afecta "a nivel sicológico", porque unas tiendas están desabastecidas pero otras con cosas que no puedes comprar, "porque ¿quién tiene dólares aquí?", se pregunta.
Es un tiempo en que muchos cubanos viven como en "una pesadilla", señaló la comunicadora que estableció la comparación con el período especial cuando se mezcló la difícil situación económica con los apagones, la crisis de los balseros y el sufrimiento de las familias.
El técnico Orlando García, residente en Artemisa, dijo que "cuando llegas a tu casa y tus hijos te dicen que tienen hambre y no tienes donde buscar para darle de comer, vas perdiendo los estribos".
García calificó lo que se está viviendo ahora en Cuba de "atropellante”.
Los que tienen familia en el extranjero y les pueden enviar un poquito de dinero a los de aquí "también son estafados, pues se está valorando el dólar a un precio inferior", comentó.
En el llamado periodo especial, en la década del Noventa, “había carencias, pero había dinero, sin embargo, ahora no hay nada”, dijo la activista Anais Penalba, residente en el barrio La Güinera, en La Habana.
En estos momentos, solo hay productos disponibles en las tiendas en Moneda Libre Convertible (MLC), y a la hora de comprar lo poco que venden al pueblo "la gente lo que hace es fajarse en las colas, e incluso hay personas que se conocen de toda la vida y se enemistan por un pedacito de pollo", comentó.
Un sector vulnerable es el de las personas de la tercera edad, que sufren por no tener comida, no tener dinero, y por la precaria situación de sus viviendas, concluyó la activista.