El canoista cubano Fernando Dayán Jorge Enríquez , que ganó un oro olímpico en Tokio-2020, lleva varios meses entrenando para participar en los Juegos de París con el equipo de refugiados.
Dos años después de huir de Cuba, el joven se prepara en uno de los numerosos canales de la ciudad de Cape Coral, al oeste de Florida, con la ayuda de su entrenador Alain Nogueras.
En entrevista para la agencia AFP, Fernando Dayán asegura que no tiene "barreras en mi cabeza y menos con todas las cosas que he vivido desde que estoy aquí".
Un medallista olímpico que cruzó el Río Bravo
El atleta ganó un oro olímpico en Tokio-2020 en los 1.000 m esprint C2 junto a su compañero Serguey Torres Madrigal cuando apenas tenía 22 años.
"Tuvimos seis meses de vacaciones y viví como todos los cubanos, ya no estaba en la burbuja del deporte. Además querían tomarme para pertenecer a la farsa del gobierno y no quise. Por eso deserté", recordó.
Durante un viaje del equipo cubano de canotaje a Ciudad de México Fernando Dayán escapó y cruzó el Río Bravo y pidió asilo en Estados Unidos.
En Miami, donde lo esperaba su esposa tuvo que trabajar muy duro para no abandonar el deporte. "Me levantaba a las cuatro de la madrugada para entrenar, me iba a trabajar ocho horas, regresaba a casa y volvía a entrenar. Fue muy difícil mantener la cabeza firme", dijo.
Un cubano en el equipo de refugiados a los Juegos Olímpicos
Tras un año de espera, el Comité Olímpico Internacional (COI) aceptó su solicitud para competir en la selección de refugiados. "Estallé de alegría. Voy a representar esa bandera con muchísimo orgullo", dijo el joven a AFP.
El COI le entrega una beca de 1500 dólares mensuales que le alivia para poder entrenar con más fuerza. Su sueño, cuenta, es hacerse ciudadano y competir por Estados Unidos algún día.
(Con información de AFP)
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