Estados Unidos considera "posible" cambiar su política migratoria hacia Cuba en un futuro aún lejano en el que se haya completado la normalización de relaciones y levantado el embargo, y cree que la isla necesita "ajustes económicos" y nuevas fuentes de energía para superar su actual desaceleración.
Así lo indicó en una entrevista con Efe la secretaria de Estado adjunta en funciones para Latinoamérica, Mari Carmen Aponte, justo cuando se cumple el primer aniversario del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre los viejos enemigos.
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"Yo creo que en un futuro donde se contemplen (otras) situaciones (...), donde habría que cambiar otras cosas antes, eso sí puede ser posible", aseguró Aponte al ser preguntada por el posible fin de la política migratoria que privilegia a los cubanos en el caso de que las relaciones ya sean normales y se haya levantado el embargo.
"Pero yo creo que hay muchísimos pasos, muchas contingencias, no sabemos exactamente bajo qué circunstancia se levantarían algunas de las prohibiciones y obstáculos que hay ahora, y eso yo te diría que informaría cuál va a ser la derogación de esa política (migratoria) eventualmente", añadió.
Desde que comenzó el proceso de normalización con EEUU, el Gobierno de Cuba ha pedido reiteradamente el fin de la Ley de Ajuste Cubano de 1966 y la política de "pies secos-pies mojados".
Esas medidas establecen que los cubanos que llegan a suelo estadounidense pueden quedarse y solicitar la residencia permanente un año después, mientras que los interceptados en el mar son devueltos a la isla.
El Congreso estadounidense es el único que puede derogar la Ley de Ajuste Cubano y también tendría la última palabra en cuanto a la política de "pies secos-pies mojados", convertida en enmienda tras un acuerdo con Cuba en 1995, aunque el Gobierno podría presionarlo para ello o flexibilizar la implementación de esas medidas.
Aponte subrayó, no obstante, que por ahora "no se contemplan cambios" en esa política migratoria, que Estados Unidos ha mantenido "durante muchísimos años".
La funcionaria, que se convirtió en mayo en la responsable para las Américas del Departamento de Estado tras la marcha de Roberta Jacobson, se refirió también a la complicada situación económica que atraviesa Cuba debido, entre otros factores, a la crisis en Venezuela, que ha disminuido el suministro de petróleo a la isla.
"El decrecimiento en el petróleo que puedan recibir (los cubanos) de otros países va a requerir algunos ajustes en la economía y en los planes del Gobierno cubano", opinó Aponte.
En ese contexto, "sería muy sabio" que Cuba diversificara sus fuentes de energía para no limitarse al petróleo venezolano y tener más independencia, "como nosotros exhortamos a (otros) países también a hacerlo, especialmente en áreas como el Caribe y Centroamérica", apuntó.
Un año después de que Cuba abriera su embajada en Washington, Estados Unidos está "satisfecho con los progresos que se han hecho", aunque sabe que "falta muchísimo y que el camino va a ser largo, que va a estar lleno de altas y bajas", explicó la funcionaria.
"Es muy difícil asignarle tiempos (al proceso de normalización) y poner unas metas que estén ligadas a tiempos", observó, al recordar que EEUU tiene "desacuerdos fundamentales con Cuba" en áreas como los derechos humanos o la libertad de los cubanos para emprender.
El objetivo de la Administración de Barack Obama en sus últimos meses en el poder es impulsar el proceso todo lo posible, con la intención de que, sea quien sea el próximo presidente de EEUU a partir de enero, no le interese romper las relaciones con Cuba.
"Estamos trabajando para hacer (que) estos cambios (sean) permanentes. Y entiendo yo que de parte de Cuba también se sienten de la misma forma", afirmó Aponte.
En ese proceso sigue habiendo un gran obstáculo, el embargo comercial y financiero a Cuba. Solo el Congreso puede levantarlo, pero Estados Unidos insiste en que hay cosas que el Gobierno cubano puede hacer para ayudar a que eso ocurra.
"A la medida en que el Gobierno cubano haga avances en el área de derechos humanos, a esa medida ayuda al Congreso (de EEUU) a hacer la tarea más fácil", destacó Aponte.
La funcionaria no se atrevió a hacer predicciones sobre cuándo podría llegar ese levantamiento, aunque sí pronosticó que, aunque este otoño ya comiencen los vuelos directos entre ambos países, el Congreso no levantará antes de fin de año la prohibición de viajar a Cuba para los estadounidenses.
"No hay muchos días legislativos hábiles (en el Congreso) como para trabajar en eso, así es que este año no lo espero", sostuvo. Lo que sí existe es "la posibilidad" de que el secretario de Estado, John Kerry, vuelva a Cuba antes de abandonar su cargo en enero, "ya que hay varios diálogos que están pendientes".
Uno de ellos es el de derechos humanos, que lleva estancado desde marzo de 2015, cuando hubo una reunión preliminar en Washington, y que para Estados Unidos "es una prioridad" reanudar.