LA HABANA (Reuters) - El derruido hogar de Roydis Valdés en la calle Ánimas del poblado barrio de Centro Habana fue hace años declarado inhabitable por las autoridades, según sus vecinos; y tras el paso del huracán Irma, su cadáver y el de su hermano fueron encontrados bajo uno de los muros.
Los hermanos Valdés son dos de los siete fallecidos por los derrumbes de edificios en la isla caribeña.
El centro histórico de La Habana, formado por elegantes palacios barrocos de época colonial, ya se desmoronaba antes de recibir el azote de la poderosa tormenta.
Los residentes habaneros temen ahora que lo peor esté por venir. De las personas que murieron en Cuba debido al huracán Irma, la mayoría perdió la vida por los derrumbes.
El agua salada y las fuertes lluvias causadas por Irma penetraron en las paredes de ladrillo y hormigón de edificios de la capital - algunos de los cuales se remontan a la época colonial española- lo que acelerará la corrosión y el deterioro, y podría causar nuevos derrumbes.
Irma ha puesto nuevamente de relieve los problemas de vivienda en la isla caribeña en un momento difícil para el gobierno que está batallando con una crisis de liquidez, debido a una menor ayuda de su aliado Venezuela.
“Ahora cuando salga el sol, ahí es cuando las cosas realmente empezarán a desmoronarse en La Habana”, dijo Berta Rodríguez, de 71 años, cuyo techo está en malas condiciones y sufre de bronquitis crónica.
La jubilada, quien se trasladó al hogar más resistente de su hijo durante la tormenta, dijo que por más de 20 años ha estado solicitando en vano una nueva vivienda a las autoridades comunistas cubanas, como otros residentes de La Habana.
Roydis Valdés era amigo de Rodríguez; vivía en su cuadra de la calle Ánimas en el densamente poblado barrio de Centro Habana.
Si bien el ojo del huracán no llegó a la capital del país, sí los hicieron los vientos, las fuertes lluvias y el oleaje, que causaron estragos en los vetustos edificios. Valdés murió cuando una pared se derrumbó sobre el techo de su casa. A Rodríguez le preocupa que le suceda lo mismo y sea la próxima víctima.
“Pasamos años solicitando al Estado que los sacara de allí”, dijo con lágrimas en los ojos. “El Estado tiene que responder por esto”, añadió.
MANTENIMIENTO POSTERGADO
Después de la Revolución Cubana de 1959, el Estado confiscó muchos edificios históricos en la capital y los distribuyó a familias pobres y de clase media que con el tiempo han sido divididos en pequeñas habitaciones.
El mantenimiento de los edificios castigados por el clima tropical fue quedando postergado, porque el Gobierno dio prioridad a la atención médica, la educación gratuita y la infraestructura en los lugares más pobres del campo.
Los cubanos, que en promedio reciben un salario estatal de 30 dólares mensuales, dicen que no tienen dinero para arreglar las viviendas y que los créditos son difíciles de conseguir.
“Un constructor me comentó que necesitaba reparar las paredes llenas de huecos, pero no pude encontrar el dinero”, dijo Rodríguez.
Hay más de 4.000 reportes de daños a viviendas en La Habana, dijo el miércoles Granma, diario del Partido Comunista. Las autoridades confirmaron que casi 1.200 edificios fueron destruidos total o parcialmente.
La ciudad está trabajando en la restauración de los techos dañados por Irma y en la preparación de dos albergues para familias que quedaron sin hogar, añadió el diario. Pero esto sólo resolverá parte de un tema mucho mayor.
El déficit de vivienda en el país de 11 millones de habitantes aumentó en 30.000 unidades a casi 900.000, dijo el Parlamento en julio. En La Habana, se estima que faltan más de 200.000 hogares.
El Estado construyó 316.595 viviendas entre 1990 y 2013, un esfuerzo que, sin embargo, considera “insuficiente”.
Litza Penalver, cuya hermana vive en el edificio de la calle Ánimas parcialmente destruido por Irma, dijo que las autoridades ahora querían sacar a los residentes. Pero el edificio ya había sido declarado ya inhabitable hace años.
“Ellos quieren demolerlo para ocultar errores”, dijo. “Quieren obligarnos a quedarnos en un gran albergue y esperar, (para una casa nueva), pero la espera puede durar 30 años. Cuba no tiene recursos”, agregó.
Rodríguez, Penalver y otros residentes de la calle Ánimas dijeron que no están tratando de crear un problema político y que eran partidarios de la revolución, que ha proporcionado atención médica y educación gratuita.
“Amo a mi país”, dijo Penalver, al señalar que tenía un pasaporte español pero prefirió vivir en Cuba. “No estoy buscando problemas políticos, estoy buscando una solución a la cuestión de la vivienda”, apuntó.
[Agencia Reuters]