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El superhuracán Patricia se degrada a baja remanente


Soldados de la Marina recorren las calles de Puerto Vallarta. EFE
Soldados de la Marina recorren las calles de Puerto Vallarta. EFE

Pese a los primeros informes de inundaciones y deslaves, no había noticias de muertes ni de daños importantes en las zonas por donde tocó tierra el viernes en la tarde.

El superhuracán Patricia, que el viernes era uno de los más fuertes jamás registrados y se preveía con un potencial devastador, se transformó el sábado en una baja remanente que podría disiparse en las próximas seis horas, informó este sábado el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) de México.

"Se prevé que Patricia se disipe en las próximas seis horas; sin embargo su nubosidad remanente mantendrá interacción con el frente frío número 8 sobre el noreste de México, generando el potencial marginal para la presencia de tormentas con granizadas", alertó el Meteorológico en su boletín de las 13.15 hora local.

El organismo no descartó tampoco que el paso de Patricia, que registra vientos máximos sostenidos de 28 millas por hora, produzca "posibles torbellinos o tornados en el norte de Coahuila, de Nuevo León y de Tamaulipas" y de "rachas de viento y oleaje elevado en los estados del Pacífico Central y noreste del país".

Patricia avanza actualmente a 24 millas por hora hacia el noreste y se ubica a 43 millas al sureste de Saltillo, en el estado de Coahuila, y a 59 millas al suroeste de Monterrey, en Nuevo León.

"Su circulación favorecerá potencial de lluvias intensas en Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas; muy fuertes en Sinaloa, Nayarit, Jalisco, Michoacán, Colima, Durango, Zacatecas, Aguascalientes, Guanajuato y San Luis Potosí; y lluvias fuertes en Chihuahua y Querétaro", agregó el comunicado.

Asimismo, los desprendimientos nubosos de Patricia, que ayer fue calificado como el más grande jamás registrado en el país, "se internan paulatinamente" hacia el centro del país y favorecerán lluvias fuertes en Hidalgo, Estado de México, Distrito Federal, Morelos y Puebla, indicó el SMN.

El SMN recomendó a la población extremar precauciones "por lluvias y viento" en los estados mencionados e instó a atender las recomendaciones emitidas por las autoridades del Sistema Nacional de Protección Civil.

Patricia tocó tierra el viernes por la tarde como huracán categoría 5 y vientos de hasta 325 kilómetros por hora, pero impactó en una zona de la costa del Pacífico mexicana poco poblada, situada entre la turística de Puerto Vallarta y el importante puerto de Manzanillo, dos ciudades donde los efectos de la tormenta fueron menores aunque sus habitantes pasaron miedo.

Vista del huracán Patricia desde la Estación Espacial Internacional. NASA
Vista del huracán Patricia desde la Estación Espacial Internacional. NASA


"Se siente miedo, estar ante un evento de esta magnitud", reconoció Luis Valdez, a las puertas del restaurante en el que trabaja como cocinero, un establecimiento en primera línea de playa en Manzanillo uno de cuyos muros fue destruido por el embate del viento y el agua.

Pese a los primeros informes de inundaciones y deslaves, no había noticias de muertes ni de daños importantes a primera hora del sábado mientras el meteoro avanzaba sobre las montañas del interior del país. Las imágenes de televisión grabadas en la costa mostraban árboles y postes eléctricos derribados y calles inundadas. Milenio TV incluyó imágenes de autos y autobuses arrastrados por las crecidas en el estado de Jalisco. Y en Manzanillo, Colima, las calles estaban con restos de muros, vallas o carteles por los suelos.

"Las olas entraron en el hotel y todas las calles están llenas de árboles caídos, postes y cables", explicó Domingo Hernández un trabajador de la turística localidad de Barra de Navidad, en Jalisco, una de las zonas por donde Patricia tocó tierra.

Hernández dijo que fue la tormenta más grande que había vivido el pueblo en más de un cuarto de siglo que él vive allí.

"Las montañas sirvieron de barrera y eso, al final del día, lo que logro es que se evitara que pasara el viento", dijo el secretario federal de Turismo, Enrique de la Madrid, quien calificó de una "suerte extraordinaria" que lugares como el turístico Puerto Vallarta no resultaran afectados.

Las medidas de prevención también fueron importantes, como explicó Joel Cisneros, un zapatero de Manzanillo. "''Fue difícil, no nos dio tiempo a nada, el agua casi llegó a 1,15 metros pero gracias a Dios con todos los anuncios, todo muy bien, porque tomamos muchas precauciones", dijo mientras desatascaba su camión del fango.

Los aeropuertos de Puerto Vallarta, Manzanillo y Tepic estaban cerrados el viernes, pero las autoridades anunciaron un puente aéreo el sábado para sacar a los viajeros varados de las zonas golpeadas por la tormenta.

El secretario de Turismo confió, además, en que los vuelos comerciales pudieran restablecerse este sábado.

A lo largo de un tramo de costa salpicado de tranquilos pueblos pesqueros y deslumbrantes complejos turísticos, vecinos y visitantes se habían refugiado en albergues y viviendas.

En Puerto Vallarta, los habitantes habían protegido sus casas con sacos de arena y cubierto las ventanas de tablones y cinta adhesiva, mientras que los hoteles recogieron los restaurantes a pie de playa. El sábado por la mañana todos respiraban aliviados.

"Es increíble como pasó de ser la peor de la historia a sólo algo de lluvia intensa", comentó Susanna Sokol, miembro de una familia de cinco de un suburbio de Detroit que tenían pensado salir el viernes de Puerto Vallarta pero terminaron pasando varias horas en un refugio en una universidad tras la cancelación de su vuelo. Cuando llegó la noche estaban donde empezaron: en su hotel, e ilesos.

Más al sur, en el estado de Colima, un portavoz del servicio de Protección Civil, Jesús Ramírez, indicó que el sábado por la mañana, tampoco en ese estado se tenían reportes de daños graves.

Ramírez indicó que fueron evacuadas más de 2.100 personas de diez municipios del estado que estaban en lugares más vulnerables, parte de la zona costera y parte en las faldas del volcán de Colima donde se preveían peligrosos deslizamientos de tierra y ceniza, que podrían empezar a regresar a sus casas a lo largo del día.

Patricia se formó el martes como tormenta tropical y ganó fuerza con rapidez hasta convertirse en huracán. En 30 horas había alcanzado la categoría 5, tomando a muchos por sorpresa con su veloz evolución y el viernes se había convertido en el huracán más potente jamás documentado en el continente americano, con una presión central de 880 milibares y vientos sostenidos de 325 kilómetros por hora (200 millas por hora), según el Centro Nacional de Huracanes, aunque las autoridades mexicanas aseguraron que alcanzó los 400 kilómetros por hora.

Patricia podría ser también una amenaza para Texas incluso después de disiparse, ya que los meteorólogos esperan que la humedad tropical que desplaza alimente las lluvias que ya anegan el estado sureño.

El Servicio Nacional de Meteorología de Estados Unidos señaló que se mantendría un aviso por inundaciones repentinas hasta el domingo en las zonas de Dallas-Forth Worth, Austin y San Antonio. Galveston estaba bajo aviso de inundaciones en la costa hasta el sábado por la noche.

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