La escasez de combustible en la isla y las regulaciones del régimen de La Habana a esa actividad, está dejando a los pescadores cubanos con pocas alternativas para desarrollar su trabajo.
"La mayor regulación que nosotros tenemos es el tema de combustible, porque no hay. Eso es lo que más nos golpea. No tenemos un lugar a donde dirigirnos para ir y comprarlo. Cada vez que voy a un viaje a los cayos (en Varadero) son ciento y pico de litros ", comentó a Martí Noticias Osiel, un cubano residente en Cárdenas.
A ello se suman las millas establecidas por el Estado, que limitan la distancia que los pescadores pueden recorrer en busca de una mejor captura.
“Para coger más, se necesita ir más lejos", apuntó Eglis, un pescador de Santiago de Cuba.
Otro desafío importante es la escasez de accesorios de pesca, como cañas, carretes, líneas y anzuelos.
La falta de una tienda mayorista para adquirir estos elementos dificulta aún más su labor diaria, ya que deben recurrir al mercado informal, donde la mayoría de los equipos y piezas de repuesto para los motores de las embarcaciones tienen precios muy elevados.
“Las artes de pesca hay que buscarlas donde aparezcan o traerlas de afuera (otros países). Las piezas de repuesto, los motores...", agregó otro de los pescadores consultados por nuestra redacción, quien se refirió además a la gestión de la venta de la captura.
Según dijo, ellos necesitan de una mayor organización y apoyo por parte de las autoridades.
Aunque en el pasado existió una empresa encargada de comprar la captura, esta iniciativa parece haberse desvanecido con el tiempo, dejándolos sin un canal establecido para comercializar sus productos.
A inicios de este mes el régimen de La Habana subió el precio del combustible y la electricidad, dos de las más polémicas medidas anunciadas en diciembre pasado en medio de una de las peores crisis económicas que ha afectado a la isla.
Ahora, la gasolina especial cuesta 156 pesos (antes 30 pesos), el diésel regular 132 (antes 25) y motor 114 pesos (antes 20).
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