Puerto Rico ganó la medalla de oro en el béisbol de los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe Barranquilla 2018, y Cuba tuvo un pésimo papel.
Los boricuas llegaron a cinco triunfos en línea y ganaron la medalla dorada de forma anticipada ya que aún le restan dos encuentros por jugar: el viernes ante Panamá y el sábado contra Nicaragua.
Los equipos de Colombia, Cuba y República Dominicana podrían igualarlo en la tabla, pero como ya Puerto Rico los venció, y este es el primer ítem de desempate -los duelos entre sí-, se colgará la presea dorada por primera vez desde San Salvador 2002.
Cuba en el precipicio
Este resultado de los peloteros isleños prueba que el llamado "pasatiempo nacional" ha alcanzado una caída sin precedentes en su historia.
Hacía 36 años que la novena cubana no perdía un campeonato en Juegos Centroamericanos y del Caribe, en La Habana en 1982.
El equipo cubano llegó a su final en los Centroamericanos con resbalones ante (7-1) Puerto Rico y (2-1) frente a Venezuela.
En el último lustro la escuadra antillana ha dejado de ser la protagonista de las victorias para la fanaticada, que se ha movido de manera ascendente hacia el fútbol, que ha despertado furor en niños y jóvenes cubanos.
La crisis cubana del último mes comienza con tres derrotas en el parque Latinoamericano, el cuartel de los Industriales, ante jóvenes estadounidenses que no superaban los 21 años de edad.
Por si fuera poco, no hubo magia que los sacara del sótano en que se ha metido la pelota cubana. Cinco derrotas al hilo llevaron al equipo cubano a terminar el Torneo de Haarlem, Holanda bajo las botas de Alemania, Italia, Japón, Holanda y nada más que por por nocaut ante China Taipéi.
Un torneo como el holandés era un paseo para la escuadra cubana en sus mejores tiempos, y dos pírricas victorias le llevaron a un triste cuarto puesto.
Ya pasaron los años de la década de 1990, cuando los nombres de Antonio Muñoz, Pedro José Rodríguez, Omar Linares y Orestes Kindelán eran sinónimo de jonroneros estelares.
Las miras de niños y jóvenes en la isla se han trasladado a sus compatriotas que ganan millones de dólares y son mimados por la afición que disfruta cada año el espectáculo de las Grandes Ligas.
Los nombres codiciados ahora mismo en la isla son los de un pitcher como Aroldis Chapman (Yankees de Nueva York), un toletero como José Abreu (Medias Blancas de Chicago), Yasiel Puig "El caballo Loco" (por los Dodgers) o la reciente estrella que es Yuli Gurriel, por los Astros de Houston.