La profunda herida que tiene Cuba por las muertes y los desaparecidos en el actual éxodo migratorio irregular no sana y cada día son más las familias que penan.
En la ciudad de Cárdenas, en la provincia cubana de Matanzas, Kirenia González, no halla consuelo. Su padre, Carlos Romel Teraz, se hizo a la mar hace un mes y no ha tenido noticias de él.
“Es tan triste que te digan 'me voy', y no puedas retenerlo porque se va en busca de un futuro mejor”, dijo a Radio Televisión Martí la joven de 36 años y madre de dos pequeñas.
Su papá, Carlos Romel, residente del barrio La Marina, salió de un punto costero en Cárdenas en la madrugada del pasado 3 de enero, en una embarcación de fabricación casera con otras 30 personas, incluida una niña de 8 años.
“Es bien triste mirar al mar y pensar tantas cosas. Lo único que quiero es saber algo, una pizquita, que me lo traigan”, pidió la joven desconsolada, quien dice no saber si llorar o resignarse a no ver más a su padre, que era lo que se conoce como “planchero”, un transporte de carga de tracción animal.
Kirenia prefiere conocer los eventos, aunque hayan sido de los más traumáticos y, de una vez, lidiar con la realidad por dura que sea.
“Yo no voy a perder las esperanzas, porque lo voy a seguir buscando. Gracias a él, es que soy fuerte, todo lo que sé, se lo debo a él”, comentó entre sollozos.
La embarcación donde viajaban las 30 personas, según su testimonio, fue fabricada con tanques, tenía un motor de camión Kamaz de 8 cilindros y estaba marcada con el nombre El Regreso de los Hijos de Dios.
“Lloro cuando estoy sola, porque no puedo hacerlo delante de mi hermana ni de mis hijas”, dijo Kirenia.
La joven que era ama de casa, labora hoy en una cafetería privada porque tiene la carga no solo de sus hijas, sino también de una hermana que padece trastornos psicológicos.
“Estamos desechas. Tengo una hermana de 16 años que tiene miles de problemas de salud, ha intentado suicidarse dos veces desde que era niña y tengo que ser fuerte por ella”, afirmó.
La Guardia Costera de Estados Unidos no revela la identidad de los balseros cubanos interceptados en el mar o los rescatados luego de tocar tierra. Tampoco identifica a los fallecidos en el intento.
Únicamente se obtiene la información a través de las oficinas de congresistas que sirven de enlace entre los familiares de los migrantes y los guardacostas.
Kirenia habla del sufrimiento de los cubanos, en particular de los daños ocasionados por la separación familiar, “tantos que han quedado en el camino”.
En la misma ciudad de Cárdenas, la semana pasada ocurrió un naufragio en el que seis personas perdieron la vida, 11 quedaron desaparecidas y 11 sobrevivieron, en un intento de salida ilegal del país.
“Que se compadezcan de nosotros, tantos que se ha tragado ese mar, por todo lo que estamos viviendo. Por favor, pido que los cubanos se unan, a ver si no perdemos más familiares”, dijo Kirenia.
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