Más de la mitad de las manifestaciones públicas ocurridas en febrero en la isla se originaron debido a causas políticas y sociales, de acuerdo al más reciente informe del Observatorio Cubano de Conflictos (OCC),que contabilizó en el mes 207 protestas.
De las 130 expresiones de descontento por cuestiones políticas o sociales, la mayoría se relacionaron con los abusos y arbitrariedades judiciales a manifestantes del 11 de julio, así como con maltratos en las cárceles, indicó la entidad.
La institución, con sede en Miami, resaltó que el período se caracterizó por el despliegue por parte del régimen de una “represión brutal e indiscriminada, la promoción de éxodos masivos y el destierro forzoso de activistas destacados”.
Las autoridades cubanas han forzado a marcharse de la isla al rapero Eliécer Márquez, "El Funky"; los periodistas independientes Esteban Rodríguez y Héctor Luis Valdés; la curadora de arte Carolina Barrero, entre otros. También impidió entrar a Cuba a la curadora de arte Anamely Ramos, mientras extorsiona a otras voces críticas para que marchen al exilio a cambio de no encarcelarlos.
“La ola nacional de terror incluyó, en el período, sentencias de hasta 20 años de prisión a decenas de acusados por los sucesos del 11J” (…) bajo cargos fabricados de desorden público, desacato, atentado, sedición, instigación a delinquir, propagación de epidemias, resistencia y sabotaje. Asimismo, se aceleró el endurecimiento de instrumentos legales como el Código Penal y el Código de Familia que refuerza el poder del Estado sobre los menores de edad”, denuncia el Observatorio.
Las demostraciones económicas y sociales fueron 77, el 37% del total y “se concentraron en las consecuencias inflacionarias del proceso de unificación de la doble moneda conocido como ‘Tarea Ordenamiento’, el desabastecimiento de productos básicos, los abusos contra los derechos laborales, el rechazo a las tiendas de venta en Moneda Libremente Convertible (MLC) y la inseguridad ciudadana”, apunta el OCC.
El Observatorio subraya que las protestas han adoptado “un estilo de guerrilla no violenta (individuales o en pequeños grupos)”, que incluyen grafitis, repartición de volantes lugares públicos, denuncias en las redes sociales, huelgas de brazos caídos, distribución de materiales informativos por aplicaciones digitales y cartas de solidaridad con Ucrania que se distancian de la postura prorrusa del Gobierno.
El informe anota que “un sector creciente de personalidades nacionales que históricamente se identificaban con la ‘Revolución’ hoy desaprueba la ruptura del Gobierno con la realidad del ciudadano común y la represión empleada para acallar las protestas.
“Por su parte, el régimen se enfoca en erradicar la posibilidad de nuevas protestas masivas como las del 11J” y esquiva las raíces de la conflictividad social que son la inseguridad alimentaria, la falta de medicinas, la crisis de los servicios públicos, entre otras, que derivan “de los problemas estructurales de la economía y de las políticas totalitarias vigentes” señala el reporte del OCC.
“La población se mantiene crispada y contestataria”, y encuentra formas novedosas de formular su inconformidad en público, “como ocurrió con una conga contra la escasez en Santiago de Cuba o los gritos de ‘¡Abajo el MININT!’ en el funeral del músico baracoense Roldy Polo Pérez, asesinado por un policía ebrio”, enfatizó el Observatorio Cubano de Conflictos.