"Una vez más, el New York Times es de hecho y categóricamente incorrecto en sus informaciones. Si hubieran cumplido con su deber periodístico básico y hubieran hecho una llamada sencilla de 30 segundos a mi oficina, habrían sabido que sus informes estaban equivocados", declaró el representante republicano Mario Díaz-Balart sobre una errada nota publicada recientemente por el diario neoyorkino donde aseguran que el legislador cubanoamericano estaría presionando a la administración de Donald Trump respecto al régimen de Cuba.
El New York Times informó este miércoles que Díaz-Balart exigió garantías a la Casa Blanca de que el presidente Donald Trump cumpliría su promesa de campaña de adoptar una línea más dura hacia la dictadura de Cuba y que no hubo discusión explícita sobre el intercambio del voto por una promesa de presionar a favor de la libertad en la isla.
El incidente se da curiosamente en el contexto de recientes acusaciones por parte del presidente hacia los principales medios de prensa estadounidenses por propagar fake news o noticias falsas.
Además la plataforma programática del partido republicano de 2016 ratifica el establecer las políticas de presión hacia el régimen de Cuba de los presidentes Johnson, Reagan y Bush hijo, además de la implementación de la ley Helms-Burton.
El partido declara además apoyar e implementar la labor de la Comisión para Asistencia a una Cuba Libre, que creara George W. Bush el 10 de octubre de 2003, y que tanta preocupación causó en su momento al régimen cubano, y sostener por otra parte los principios de la Ley de Ajuste Cubano de 1966, reconociendo los derechos de los cubanos que huyen del comunismo.
La plataforma reafirma así la política migratoria para los cubanos del presidente Lyndon B. Johnson; el compromiso de Ronald Reagan con ofrecer al pueblo de la isla noticias e información sin censura; la preeminencia de la ley Helms-Burton, promulgada por Bill Clinton, y la ayuda para reconstruir una Cuba libre prevista por Bush, además de resaltar el importante papel de la Internet y de facilitar a los cubanos su acceso más allá de los controles del Gobierno del general Raúl Castro.
En su momento, entrevistado por Martí Noticias, Díaz-Balart dijo estar de acuerdo absolutamente con esa posición respecto a la islay que la “plataforma republicana representó un rechazo frontal a la fallida política de Obama sobre Cuba, que ha servido sólo para reforzar el aparato represivo del régimen de Castro”
Por otro lado, la nominación en febrero del abogado cubanoamericano residente en Miami, Alexander Acosta, al frente del Departamento de Trabajo en el gabinete del presidente Trump, parece otro paso de la administración que confirma el renacer del poder cubano anticastrista en Washington.
El mismo Díaz-Balart reconoció en entrevista con The Associated Press que ha "tenido más conversación con la gente de alto nivel de Trump acerca de Cuba, que lo que tuvimos en ocho años con los funcionarios de la administración de Obama".
El legislador federal agregó que intentó durante los ocho años reunirse con el presidente Obama o alguno de sus funcionarios para hablar de Cuba, que tocó y llamó por teléfono pero se topó con una pared.
El vicepresidente Mike Pence se ha reunido respecto al tema de Cuba con los congresistas cubanoamericanos Ileana Ros-Lehtinen, Mario Díaz Balart y Carlos Curbelo.
Nada más ser elegido, el mandatario número 45 de EE.UU designó a cuatro cubanoamericanos de línea anticastrista para garantizar la transición: Carlos Díaz Rosillo, Mauricio Claver Carone, Yleem Poblete y John Barsa.
"El legado de Fidel Castro es uno de fusilamientos, robo, sufrimiento inimaginable, pobreza, y la negación de los derechos humanos fundamentales", fue el mensaje de Donald Trump tras la muerte en noviembre del hombre que rigió con mano dura los destinos de Cuba por más de medio siglo.
