El general de cuerpo de ejército Abelardo Colomé Ibarra hace años que padece de Alzheimer y Parkinson, enfermedades que le obligaban a permanecer constantemente ingresado, o acompañado por un doctor militar que le endilgó el propio general de ejército Raúl Castro.
Realmente dudo mucho que Abelardo, o Furry, como también se le conocía, haya podido redactar personalmente esa carta de renuncia.
Su precariedad de salud no solo se lo impediría, como le obligó a permanecer ausente de importantes eventos, y participar en la toma de decisiones del Estado, el Gobierno y del propio Ministerio del Interior (MININT).
Colomé ya había dimitido en ocasiones anteriores; pero no se le había aceptado su renuncia. Desde hacía casi dos años su viceministro primero, el general de división Carlos Fernández Gondín, era de facto el que dirigía el Ministerio del Interior.
La carta de despedida, leída al inicio del noticiero nacional de televisión, no es una sorpresa, tampoco que el sádico, extravagante y cleptómano Fernandez Gondín deje de ser el Viceministro Primero del MININT para convertirse en Ministro, la sorpresa y la muy mala noticia es que el trono de ese viceministerio quede en manos del Almirante Gandarilla Bermejo, un hombre que sabe escudarse muy bien tras el muro de la soberanía nacional para pisotear con vehemencia el derechos de los ciudadanos.
Para él, el concepto de Seguridad Nacional es únicamente un sinónimo de Raúl Castro.