Sin lograr su sueño de tener una vivienda digna y en total desamparo murió la enferma de VIH, Anisleidis Suárez Arrechea, de 34 años, en el reparto Villa Josefa de la ciudad de Santa Clara.
“Vivía en pésimas condiciones en una casita que el Gobierno le dio por ser un caso social, pero el inmueble está en muy mal estado, le falta una buena parte de las tejas, tiene filtraciones y cuando llueve el agua entra por el techo y las ventanas, las paredes están desconchadas y el piso con hendiduras donde se alojan las ratas. Se está cayendo a pedazos. Anisleidis Suárez vivía allí con su hijo de 10 años, que está operado de la cabeza, tiene una válvula insertada en el cerebro. No tenían cama, dormían en un colchón en el suelo, no tenía fogón de gas ni eléctrico, ni ollas, ni apenas comida, ni sábanas, ni toallas, nada”, denunció Yanisbel Valido del grupo opositor Cuba Independiente y Democrática, CID.
En una franca burla a la famosas palabras de Fidel Castro sobre “la revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes”, la joven madre vivió sus últimos años de vida en la más absoluta penuria y abandonada por las autoridades que nunca accedieron a sus peticiones de subsidio para reparar su casa o para cubrir sus necesidades básicas.
“Su pequeño y ella malvivían del dinero que ganaba vendiendo vituallas en las calles. A veces no tenían alimento que llevarse a la boca, sobre todo cuando ella hacía crisis por su enfermedad”, dijo Valido.
El 6 de diciembre de 2019, la enferma dirigió una carta a las instancias provinciales del Partido Comunista y el Gobierno pidiendo asistencia económica para aliviar su miseria.
“Desde la Defensoría del Pueblo del CID, nosotros la ayudamos a formular la queja, subrayando que, el caso de Anisleidis requería mayor y rápida atención, ya que era una paciente de VIH, con un menor de edad que era quien la cuidaba cuando se agravaba su estado de salud. Pero se murió esperando que alguien la socorriera”, apuntó la activista.
Suárez Arrechea ingresó en el hospital Celestino Hernández de la capital villaclareña el pasado 22 de septiembre, a los tres días fue dada de alta y el 25 murió.
“Tenía una artritis generalizada y no contaba con los medicamentos necesarios ni con la nutrición adecuada, ni con las condiciones sanitarias para prolongar su vida”, destacó la defensora de derechos humanos.
“De hambre y VIH no debía morir nadie en Cuba, según el discurso oficial, por eso vamos a exigir una investigación que determine la responsabilidad en el fallecimiento de esta mujer que deja, al garete un niño de 10 años”, añadió.
Un informe realizado a finales de 2019 por el Observatorio de los Derechos Sociales indica que más del 50 por ciento de la población cubana vive por debajo del índice de pobreza.