La carestía de alimentos en Cuba y su adquisición en un mercado sin garantías de seguridad para el consumo humano ha provocado frecuentes intoxicaciones en grupos de personas con peligro para sus vidas.
Este fin de semana salió a la luz pública la muerte de la joven de 25 años Doraima García Moroña, y su hija de cinco, Nashlyn Salet Hernández García, en Guanabacoa, La Habana, por una intoxicación luego de consumir, presuntamente, alimentos cocinados con sal de nitro.
Al respecto, la Dirección Provincial de Salud informó que fue imposible salvar a ambas “debido a la gravedad de su estado, el cual, presumiblemente, fue provocado por haber ingerido alimentos en cuya cocción se empleó sal de nitro, pensando que era sal común”.
“La sal del nitro no es dañina al ser humano en porciones inferiores a entre 7 y 10 gramos. Es imposible que una persona haya sazonado un alimento para comer y haya usado más de 10 gramos porque es un sabor tan salado que es inadmisible en el paladar”, subrayó en conversación con Martí Noticias, el doctor cubano asentado en Colombia, Miguel Ángel Ruano, presidente del Gremio Médico Cubano Libre.
De acuerdo a la reconocida charcutera Empresa Benavidez, la cantidad recomendada es de aproximadamente ½ gramo de sal de nitro por cada kilo de carne.
“Lo que parece ser es que es una sal contaminada con fluoruro de sodio, una sustancia conocida en Cuba y en diferentes lugares de Latinoamérica como 1080 y que si, en pequeñas dosis, es tóxica para el ser humano hasta llevarlo a la muerte”, apuntó Ruano.
La sal de nitro es el nombre común del nitrato de potasio; un compuesto químico usado como agente conservador de alimentos, principalmente embutidos, pero solo su consumo en grandes cantidades puede causar intoxicación y hasta la muerte.
En las redes sociales, el debate se ha disparado sobre la dosis a consumir de sal de nitro para que sea letal.
Las autoridades policiales cubanas investigan la presumible relación del químico vendido con la muerte de las dos personas.
Otros tres miembros de la misma familia, que presentan síntomas de envenenamiento, están siendo atendidos en instituciones hospitalarias, explica el comunicado oficial.
Según uno de los familiares sobrevivientes, el producto que, aparentemente, provocó el envenenamiento habría sido comprado por él en la calle Compostela de La Habana Vieja “pensando que se trataba de sal común”.
La venta de sal en la Isla ya lleva varios meses comportándose de forma inestable, llegando a escasear en algunas localidades. La prensa oficial avisa que las salineras no tienen transporte de carga para trasladar el valioso condimento hacia los centros de distribución para que llegue a los hogares por la libreta de racionamiento.
La del mercado racionado no alcanza, en tanto que en tiendas virtuales puede llegar a costar cinco dólares la libra.
“Es lamentable que hechos de este tipo ocurran debido a los graves riesgos que se corren al obtener productos alimenticios, medicamentos inclusive, en un mercado donde no exista el debido control y la debida certificación de calidad”, dijo nuestra redacción el doctor Eduardo Cardet, desde Velasco, Holguín.
Señaló que “el desabastecimiento de productos debidamente certificados en la cadena de mercados formales de Cuba es lo que impulsa y obliga al pueblo a comprar productos en mercados irregulares, y ahí es donde las probabilidades de que la introducción de productos tóxicos o no aptos para el consumo humano ocurra”.
Tampoco hay seguridad alimentaria en los productos expendidos por el Estado. Las constantes quejas de la población sobre leche en mal estado, azúcar con trozos de metal, y arroz con gorgojos son algunas de las denuncias sobre la mala calidad de los víveres que se venden no siempre exentos de riesgo biológico como bacterias, virus, parásitos y pesticidas.
En Cuba, para que un producto de la industria alimentaria nacional llegue al consumidor debe recibir antes el Certificado de Registro Sanitario que emite el Instituto Nacional de Epidemiología y Medio Ambiente (INHEM).
Además, el Decreto-Ley No. 9 de la Inocuidad Alimentaria, y su reglamento, el Decreto No. 18, estipula que no pueden expenderse alimentos que contengan sustancias nocivas; estén integrados por materias extrañas, descompuestas o contaminadas; estén adulterados; no estén etiquetados; se produzcan, almacenen o transporten en condiciones insalubres; o que su fecha de vencimiento haya caducado.
Por tanto, incluiría sanciones a quienes cometan fraude alimentario, como el caso de la sustitución de la sal normal por sal de nitro.
Pero, los casos de intoxicación alimentaria han sucedido con cierta frecuencia en el país, aunque en la mayoría de los casos, sin resultados fatales: las autoridades cubanas han dicho que se han asociado a carnes y picadillos en salsa, así como a alimentos que emplean el huevo crudo en su preparación, como son los merengues y principalmente las mayonesas caseras.
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