El Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) condenó este miércoles la toma de sus oficinas en Nicaragua, una acción sin precedentes, según declaraciones de su secretario general, Luis Almagro.
“Los peores dictadores americanos, incluso los Somoza, jamás tomaron medidas como ésta. Lo que está ocurriendo hoy con las oficinas de la OEA en Managua va mucho más allá de este hecho. Abre un precedente que, de ser tolerado, puedes llevar mañana a los mayores atropellos contra cualquier organización internacional o contra cualquier sede diplomática”, dijo Almagro.
Añadió que la toma de las oficinas de la OEA en Managua viola normas básicas reconocidas por la comunidad internacional en su conjunto para regular sus relaciones.
“Las normas que regulan las instalaciones de la OEA son similares a las que tienen todas las organizaciones internacionales, incluidas las embajadas. Es un principio reconocido por el derecho internacional, tanto consuetudinario como convencional”, señaló.
El domingo, la Policía de Nicaragua ocupó la sede de la OEA en Managua después de que el canciller nicaragüense, Denis Moncada, apareciera en la televisión nacional para leer un comunicado en el que cargaba contra el organismo y para anunciar el retiro de los representantes de Managua en Washington, donde está la sede de la organización.
El martes, la vicepresidenta y primera dama de Nicaragua, Rosario Murillo, anunció que el edificio que albergaba a la representación del organismo en Managua pasará a manos del Estado.
En la sesión de este miércoles, el representante interino de Estados Unidos ante la OEA, Bradley Freden, dijo que con la ocupación de la sede diplomática el régimen de Ortega demuestra su opisición al Consejo y al órden pacífico y que la organización “no se debe vacilar en aplicar medidas contundentes en casos audaces como este”.
Las dificultades en la relación entre la OEA y Nicaragua aumentaron cuando el organismo rechazó la legitimidad de las elecciones de Nicaragua en noviembre pasado, en las que Ortega fue reelegido para su cuarto mandato consecutivo.
En respuesta, el Gobierno nicaragüense anunció su retirada del organismo y denunció la Carta de la OEA, el documento fundacional del organismo firmado en 1948.
Según el reglamento del organismo, cualquier país que renuncia a la Carta de la OEA tiene que esperar dos años para que la retirada se haga efectiva.