Miembros de la oposición se dieron cita en la Casa Bacardí, del Instituto para los Estudios Cubanos y Cubanoamericanos de la Universidad de Miami, para dar a conocer su proyecto de una "Convención por la democracia en Cuba", una hoja de ruta para el futuro del país que será presentada hoy 28 de enero a las 6:00 p.m. en Cuba Ocho, uno de los locales más conocidos de esta ciudad.
La presencia de estos activistas en Miami tuvo lugar, según varios de ellos, gracias a la posibilidad que ofrece la "solidaridad de los cubanos de Florida", que habitualmente permiten que los disidentes puedan financiarse los viajes y la estancia en diversos puntos de Florida.
El hecho de celebrar este acto en Miami fue, para Dagoberto Valdés, fundador de la revista sociocultural digital Convivencia, un hecho significativo, "ya que ellos también forman parte de Cuba".
Esta iniciativa se concreta en lo que han denominado los Cuatro Puntos de Consenso de Espacio Abierto, y que sintetizan las demandas que creen necesarias para un nuevo escenario en Cuba. Estos pasan por la liberación incondicional de los presos políticos, el respeto a la Declaración Universal de los Derechos Humanos y otros compromisos internacionales, el reconocimiento de la legitimidad de la sociedad civil cubana independiente y, entre otras reformas, el de la Constitución.
El evento, al que finalmente acudieron sólo los activistas que pudieron llegar a Estados Unidos, aglutinaba, según un documento distribuido, a buena parte de la disidencia. En concreto, a Guillermo Fariñas, Yoani Sánchez, Héctor Maseda, Berta Soler, Saily Navarro, José Daniel Ferrer, Jorge Olivera, Reinaldo Escobar, Eduaredo Díaz Fleites, Mario Félix Lleonart y Juan A. Madrazo.
Manuel Cuesta Morúa, portavoz Partido Arco Progresista, que también agradeció a la colaboración de "amigos e instituciones" la posibilidad de llevar hasta allí su mensaje, calificó igualmente de importante el hecho de realizar el evento en Miami porque "aquí están nuestros hermanos".
Cuesta Morúa se erigió también como el representante del movimiento que presentaban para llevar la democracia al país y que pretende "una conversación cubana diversa e inclusiva". Al hilo de la reunión que tuvo lugar la semana pasada entre la secretaria de Estado adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, y un reducido grupo de opositores en La Habana, quiso salir al paso lanzando un mensaje de unidad y de "apertura" con el resto de grupos en la isla.
En sus palabras, y refiriéndose a la aparente división que vive la disidencia en Cuba, "las diferencias fortalecen a las naciones", e instó a apartarlas para "pensar en la nación". Ese mismo tono conciliador con otros líderes opositores volvió a recalcarlo cuando aseguró que "es un buen momento para que cubanos de dentro y fuera de la isla caminemos juntos".
Los presentes en la Casa Barcadí de Miami eran, a su juicio, "una representación plural, horizontal y diversa de los cambios que plantean". No concretó, sin embargo, ningún proyecto político detrás de los activistas, algo que se ha planteado desde distintas voces desde el día 17 de diciembre en vistas a una posible oposición firme en el país. Según Cuesta Morúa, "la política se puede hacer desde la sociedad civil, y no necesariamente desde un partido".
Otro de los presentes fue el periodista independiente e ingeniero informático Eliécer Avila, quien sostuvo que "la gente de Miami tiene que establecer puentes con los cubanos (de la isla) para desarrollar iniciativas". Según este, el contacto entre ambos puntos del Estrecho de Florida es esencial para el futuro del país y el conocimiento de los exiliados sobre asuntos como el comercio o la tecnología puede ayudar a sus "hermanos".
Ávila también hizo referencia al anuncio de nuevas medidas sobre la libertad de información o el acceso a Internet con cierto escepticismo: "Estoy convencido de que el Gobierno va a hacer todo lo posible para evitarlo", dijo.
Por su parte, Dagoberto Valdés se refirió a la importancia de este momento para dar un paso al frente. "Parece que Estados Unidos y Cuba van a poner sus relojes en hora, pero es la hora de los cubanos", aseguró. Y también tuvo palabras para el millón largo de personas que forma la diáspora al afirmar que "Cuba no es Cuba sin el exilio".
Respecto a las negociaciones que están llevando a cabo ambos países, dejó claro que la oposición no puede permitir un "diálogo incondicional. Más aún ahora que la sociedad civil sí está preparada". En otro mensaje conciliador al resto de grupos que luchan por la libertad, sus palabras fueron estas: "Es la hora de la unidad en la diversidad". De hecho, mencionó la coincidencia entre sus propuestas con la de otras recientes como el Foro por los Derechos y Libertades, que realizó una comparecencia ante los medios en La Habana horas después de la visita de Roberta Jacobson.
Guillermo Fariñas, desde Cuba y por medio del teléfono, también intervino para opinar sobre el diálogo entre diplomáticos al afirmar que "queremos saber cuándo Estados Unidos va a dejar de ser parte de la negociación para ser garante de la negociación". Un papel, que le corresponde, de acuerdo al Premio Sajarov, a los cubanos y no a los países.
Fariñas también reclamó para el pueblo nuevas leyes en materia de derechos civiles y humanos, al tiempo que incidió en que es la hora de "hacer una nueva ley electoral”.
Otros de los presentes fueron la abogada de la asociación independiente Cubalex, Latitza Diversent, quien resaltó la posibilidad de realizar eventos como estos para "poner en el tapete las expectativas de Cuba". Wilfredo Vallín o Fernando Palacio Mogar, presidente del Partido Liberal Cubano, declaró que "es el momento de demostrar si la sociedad civil cubana y los exiliados pueden tener una agenda común que lleve a la democracia".