Con la destitución de la mayoría de los diputados opositores del parlamento, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, "ha limpiado la mesa" de adversarios en todos los poderes del Estado con miras a las elecciones de noviembre, en las que busca un nuevo mandato, afirmó un analista.
"Ortega ha limpiado la mesa de opositores, con esta operación `destitución de diputados), en todos los poderes del Estado", afirmó el sociólogo nicaragüense y analista político Oscar René Vargas quien dijo que Ortega quiere implementar en Nicaragua, el cual, según diversos sectores, busca instaurar un régimen de partido único en este país centroamericano.
Además Vargas tiene una hipótesis sobre esa medida y es que Ortega designará a su esposa, Rosario Murillo, como su compañera de fórmula presidencial para los comicios de noviembre y no quiere que se levanten críticas.
La Junta Directiva del Parlamento, controlada por el sandinismo, acordó el viernes destituir a 28 diputados opositores, entre titulares y suplentes, pese a que se habían declarado independientes para tratar de evitarlo.
Los legisladores, entre ellos el coordinador de la principal coalición opositora, Eduardo Montealegre, fueron destituidos por una resolución del Consejo Supremo Electoral (CSE), que fue acatada por la directiva legislativa.
Los 28 diputados pertenecían al Partido Liberal Independiente (PLI) hasta hace casi dos meses, cuando la Corte Suprema de Justicia (CSJ) quitó la representación legal de este partido a Montealegre y se la dio a Pedro Reyes, considerado por la oposición un colaboracionista del Gobierno y cuya actividad política era casi nula.
Reyes reclamó la destitución de los diputados que conformaban el PLI ante el Poder Electoral porque estos no reconocieron su liderazgo como representante legal del partido, de acuerdo con la resolución.
Tanto el Poder Electoral como la Junta Directiva alegaron que el artículo 131 de la Constitución Política establece que los escaños le pertenecen al partido en el que fueron electos los diputados, por lo que, para evitar su salida, los congresistas en cuestión se declararon independientes.
De los ocho diputados propietarios que quedaban en sus escaños, uno de ellos, Elman Urbina, decidió abandonar su puesto en solidaridad con sus compañeros.
Bajo el mando de Montealegre, el PLI ganó 24 de los 91 diputados propietarios de la Asamblea Nacional en noviembre de 2011, donde eran la segunda fuerza política después del oficialismo