A pesar de los esfuerzos del régimen por suprimirla, la tradición de los Reyes Magos perdura en Cuba, aunque la fiesta católica se convirtió, desde hace varios años, en época de inquietud y tristeza para los padres que ven imposible proporcionar juguetes a sus hijos.
Según la práctica católica, el 6 de enero de cada año se conmemora la visita al Niño Jesús de Melchor, Gaspar y Baltasar, y durante los primeros días del año, los pequeños escriben cartas a los poderosos magos en las que les encomiendan sus sueños más apremiantes.
“Si fuera niña, lo primero que pediría a los Reyes Magos sería el fin de los apagones, el fin de la miseria del pueblo cubano, pediría el fin de la injusticia hacia el pueblo cubano, el fin de este gobierno, pediría el fin del comunismo”, dijo a Martí Noticias, Yelenis Pinilla, residente en el pueblo Buey Arriba de la provincia Granma.
“Mi hijo nació en el 2008. Tiene 16 años y jamás ha tenido un juguete, ni vía estatal ni particular. Hace un tiempo se veían juguetes en los que llamamos catres aquí”, relató Pinilla en referencia a los juguetes, que de forma muy artesanal y casi siempre de plástico, fabrican algunos cuentapropistas que luego los venden en puestos ubicados en lugares de la localidad junto a baratijas, calderos y ropa.
En años anteriores, la mayor dificultad fue la falta de ofertas en el mercado, pero al presente hay muñecas de varios tipos, legos, peluches, carros operados por control remoto y una gran variedad.
“Alguna que otra mipyme tienen juguetes preciosos, pero sus precios sobrepasan el límite de un salario mínimo de este país: un osito o una muñequita en un cochecito 5,500 pesos, una muñeca 5,604. depende del tamaño, la forma de la muñeca”, detalló Pinilla.
“Seis años tiene mi nieta y tiene una muñeca preciosa, en una caja con su ropita, sus zapaticos porque se lo hicieron llegar hace cuatro días del extranjero. ¡A la edad de seis años es que mi nieta ha podido lograr una muñeca! Dependiendo del salario de su mamá y del mío, mi nieta jamás hubiera visto un juguete”.
En ese sentido, el periodista Rolando Rodríguez Lobaina, aseguró que, con los juguetes, pasa lo mismo que en las escuelas: se resaltan las diferencias sociales con las provisiones que cada alumno puede llevar: “¿quién puede llevar merienda y quién no puede llevar merienda? La mayoría no puede llevar merienda”.
Agregó que, aunque “existen cantidad de negocios privados, hoy en Cuba la mayoría de la población, no tiene acceso a la divisa fuerte, no todo el mundo tiene familiar que puede enviarle remesas y que puede enviarle juguetes, ni que puede hacer cumplir un sueño de recibir un juguete al despertar en la mañana”.
“Va a ser muy difícil que, en el 2025, Melchor, Gaspar y Baltasar aparezcan en la puerta de las casas de los niños. La vida que se lleva actualmente en Cuba, es de sobrevivir y los precios de los juguetes en las tiendas, las tiendas privadas, oscilan de 6.025, 1.015 y 1000 pesos”, indicó Rodríguez Lobaina, desde Guantánamo.
A mediados del año pasado, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) incluyó a Cuba en su informe sobre pobreza infantil grave, aseverando que el 9% de los niños de la Isla solo consumen dos de los ocho alimentos considerados necesarios para una vida sana. Otro 33% de los menores padecen pobreza moderada, porque acceden a tres y cuatro de esos alimentos.
Dos organizaciones independientes, Food Monitor Program y el Observatorio Cubano de Derechos Humanos señalaron que el dato podría estar muy por debajo de la realidad debido a que las estadísticas aportadas por el Gobierno cubano, suelen estar desactualizadas o sesgadas.
El director de Palenque Visión añadió que se perdió además la costumbre de hacer dulces para la fecha: “porque es que no hay ni azúcar. El azúcar te lo dan por la libreta, dos libras al mes”.
“El Estado no ofrece juguetes, son los negocios privados y con precios altísimos. Yo creo que es muy triste hoy por hoy celebrar este 6 de enero, pero esta tradición en Cuba ve cómo pasa un día más donde la crisis de agua y de los apagones son, digamos, la familia que acompaña el hogar cubano y, dentro de esta penumbra, el sueño de un niño de despertarse y ver que tiene regalos debajo de la cama, ya esas son cosas del pasado”, señaló el comunicador.
Si preguntas a niños cubanos los nombres de los tres Reyes Magos, del oro, el incienso y la mirra, los regalos para agasajar a Jesús en su pesebre, la ruta con la guía de la estrella de Belén, seguramente, la mayoría no conocerá esas creencias practicadas por los cubanos durante siglos.
Recientemente, la antropóloga Jenny Pantoja destacó, en conversación con nuestra redacción, la importancia de los juguetes en el desarrollo psicomotor de los niños, y para la comprensión del lenguaje.
Psicólogos infantiles consideran que, con los juguetes, los niños aprenden a lidiar con diferentes sentimientos y practican diferentes habilidades de pensamiento, como la imitación, la causa y el efecto, la resolución de problemas y el pensamiento simbólico.
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