La salida de Venezuela del excandidato presidencial opositor, Edmundo González, ha reducido aún más las esperanzas de un cambio político, dijeron votantes y analistas, mientras el presidente Nicolás Maduro hace caso omiso a la limitada presión diplomática de Estados Unidos y otras naciones por los disputados resultados de los comicios de julio.
Las autoridades electorales y el máximo tribunal de Venezuela dijeron que la votación del 28 de julio fue ganada por Maduro, que está en el poder desde 2013. Mientras, la oposición ha dicho que los recuentos recopilados por sus observadores muestran una rotunda victoria de González.
Después de ser amenazado con ser detenido, González salió de Venezuela el fin de semana, y algunos otros venezolanos están optando por hacer lo mismo.
Los que se quedan están renunciando en gran medida a cualquier esperanza de una transición, porque les recuerda que las protestas posteriores a las elecciones se han desvanecido y las medidas punitivas del exterior aún no se han materializado.
"Creía que podía darse un cambio, pero ahora no sé, pareciera que seguiremos los pasos de Cuba", dijo Ender López, un docente de 56 años, en la central ciudad de Valencia, y cuyos dos hijos ya han emigrado. "Algunos confían en los actores internacionales, pero ya no creo que hagan nada".
Algunos venezolanos ya han optado por unirse a una monumental diáspora global de más de 7,7 millones de personas y ahora parece probable que más personas sigan su ejemplo.
"Estoy buscando una vida mejor", dijo la migrante Alejandra Medina, quien durmió en el suelo durante dos noches con sus hijos de 4 y 2 años, en Pacaraima, una ciudad fronteriza brasileña que ha visto un fuerte aumento en los cruces desde Venezuela tras las elecciones.
En agosto, 12.325 venezolanos llegaron a Pacaraima, según la Policía Federal de Brasil, frente a los 8.050 de junio. La agencia de migración en Colombia, donde viven unos 2,8 millones de venezolanos, no respondió a una solicitud de comentarios.
La líder opositora, María Corina Machado, quien dijo la semana pasada que quiere que la comunidad internacional haga "mucho más", instó el lunes a los países a reconocer a González como presidente electo, diciendo que continuará su lucha por el cambio desde España, donde busca asilo político.
Pero un intento fallido de muchos países occidentales de apoyar la creación de un gobierno paralelo en 2019 por parte del exlíder opositor Juan Guaidó, basado en argumentos de que la reelección de Maduro en 2018 fue ilegítima, resalta los riesgos de esa estrategia.
Guaidó partió en abril del 2023 a Estados Unidos, la oposición pidió fin de ese gobierno en la sombra y los esfuerzos diplomáticos se trasladaron a negociaciones entre la oposición, Estados Unidos y el gobierno de Maduro.
Esas conversaciones llevaron a un acuerdo sobre las condiciones electorales firmado en Barbados en octubre pasado, la liberación de docenas de venezolanos vinculados a la oposición y 10 estadounidenses, así como el alivio temporal de las sanciones de la era del expresidente Donald Trump.
Los esfuerzos duraron poco y fracasaron incluso antes de las elecciones. Estados Unidos en abril volvió a imponer restricciones a la industria petrolera en respuesta al incumplimiento de Maduro de sus compromisos electorales, aunque permitió licencias específicas.
Los funcionarios estadounidenses han defendido la reciente respuesta cautelosa de Washington, insistiendo en que están coordinando cualquier acción futura con socios regionales e internacionales.
Pero personas familiarizadas con el asunto consideran que las opciones de Estados Unidos son limitadas y dicen que Venezuela está compitiendo por la atención con prioridades como el conflicto entre Israel y Hamás, la guerra de Rusia en Ucrania y la creciente influencia de China en el Indo-Pacífico.
El Gobierno del presidente Joe Biden está ultimando una lista de funcionarios venezolanos y sus familias que enfrentarán sanciones individuales y prohibiciones de visas estadounidenses, según fuentes, pero el momento de cualquier anuncio sigue sin estar claro.
Los funcionarios estadounidenses han expresado en privado sus dudas sobre las acciones, que infligirían graves daños a la economía venezolana, por temor a que pudieran estimular un mayor flujo de migrantes a la frontera entre Estados Unidos y México. La migración es un tema candente en la apretada campaña presidencial estadounidense.
Cuando se le preguntó sobre las críticas a Estados Unidos por su lento accionar y si cualquier acción ahora podría ser considera muy pequeña o muy tarde, un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca reiteró el lunes la postura del Gobierno, diciendo que Estados Unidos está "considerando una gama de opciones".
"Si la caída de Maduro fuera inminente o si las negociaciones sobre una transición estuvieran en curso, (González) no habría abandonado el país, en nuestra opinión", dijo el banco de inversión BancTrust en una nota del lunes, agregando que no era probable que hubiera conversaciones hasta después de las elecciones estadounidenses.
La comunidad internacional sabe por experiencia que no habrá negociaciones a menos que personas dentro del gobierno venezolano y los militares, aliados de Maduro desde hace mucho tiempo, presionen para que se realicen, dijo el abogado y analista Mariano de Alba.
"Hay temor de que las herramientas de la presión internacional terminen teniendo un impacto negativo en las perspectivas de resolución del conflicto", dijo, explicando que la presión externa podría unir aún más al gobierno.
Brasil, cuyo presidente Luiz Inácio Lula Da Silva tradicionalmente ha tenido relaciones amistosas con Maduro, ha sido un país que ha mantenido un contacto estrecho con Venezuela.
El gobierno de Venezuela revocó el sábado la autorización a Brasil para representar los intereses argentinos en el país, incluida la administración de la residencia diplomática donde se refugian seis opositores, lo que provocó la condena de Argentina y la sorpresa de Brasil.
Una fuente diplomática brasileña reconoció el lunes que la salida de González "debilita la posición de la oposición" y agregó que "entendemos por qué necesitaba irse (...) Pero fortalece a Maduro".
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