Acusado de espionaje contra las autoridades cubanas y condenado a 14 años de cárcel, el periodista José Antonio Torres goza desde este martes de un cambio de régimen penitenciario por el de libertad condicional, según entrevista concedida al portal 14ymedio.
Fue un reportaje publicado en el diario oficial Granma en julio de 2010 el que lo puso en la cárcel. Su pieza periodística criticaba la mala gestión de las autoridades en la construcción de un acueducto para Santiago de Cuba, un proyecto que supervisaba el comandante de la Revolución Ramiro Valdés.
El general Raúl Castro lo felicitó por sus trabajos que eran ejemplo "del espíritu que debe caracterizar a la prensa del Partido" pero sus propias peripecias como espía principiante lo pusieron a dormir en los calabozos de la tenebrosa Villa Marista.
Torres relató que escribió de manera ingenua al entonces jefe de la oficina de Intereses de EEUU en La Habana, usó una serie de artimañas para hacer llegar lo que consideraba una información sensible, pero todo fue a dar a un tacho de basura de la instalación diplomática. En febrero de 2011 ya estaba preso y fue condenado en julio de 2012 a 14 años de cárcel.
Cuando se dio a conocer el intercambio de agentes entre Estados Unidos y Cuba, el periodista cautivo pidió no ser tomado como un espía. Entonces vio pasar por delante las excarcelaciones concedidas por Castro al ex presidente Barack Obama y hasta el Departamento de Estado de EEUU exigió su liberación.
Hoy deja entrever que se libró de las rejas por su buena conducta, pues trabajaba en la biblioteca del Centro de Estudio y Trabajo, conocido también como "Plan Confianza", de Mar Verde, en Santiago de Cuba.
Mar Verde es una apartada localidad al suroeste de la capital santiaguera que hasta el pasado 2016 permanecía sin servicio telefónico público, escuela primaria o secundaria, ni farmacia, sus habitantes solo cuentan con las mínimas condiciones de un Consultorio Médico de Familia.
Las primeras declaraciones de Torres a la prensa han sido éstas: “Hoy me gradúo de un oficio que no recomiendo a ningún ser humano, el de ser un preso en las cárceles cubanas”.
Torres se estrenó como preso común, por ello calificó de ‘primario’, lo que le confiere el derecho a extinguir solo un tercio de la sanción y que sus años en la cárcel sean de sólo diez meses. Nada más pasó seis veranos entre rejas.
Después que pidió la libertad condicional “se tardó 187 días lo que normalmente dura solo 30”, explica Torres.
Según la inhabilitación a que ha sido sometido el también ex comentarista deportivo y ex corresponsal de la Agencia de Información Nacional (AIN), hasta que no transcurran los 14 años de la sanción originaria, no puede ejercer su oficio. Aun así, insiste en volver a una redacción.
“Mi visión de futuro es trabajar. Me han dicho que hasta que no transcurran los 14 años de mi sanción no puedo insertarme en ningún órgano de prensa revolucionario, pero estoy abierto a otras propuestas”, expone Torres.
El pasado año Torres fue elegido por el Departamento de Estado en el marco de su campaña Liberar a la prensa, que denunció crímenes y abusos contra los periodistas en la semana previa al Día Mundial de la Libertad de Prensa, el 3 de mayo.
La Sociedad Interamericana de Prensa también reiteró en numerosas ocasiones a lo largo de estos años la petición de que Torres fuera puesto en libertad "de forma inmediata e incondicional".
En diciembre de 2016 el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) denunció que Torres no había recibido, a pesar de haberlo solicitado con insistencia, un beneficio penitenciario que le permitiera pasar el resto de la condena en su casa.
[Redactado por Luis Felipe Rojas con información de 14ymedio]