Nadie, ni los que poseen bola de cristal, pueden predecir los resultados de la segunda vuelta presidencial en Chile, que se realizará el próximo domingo.
Así de peleada está la lucha por alcanzar el Sillón de la Moneda.
Con el cierre de la campaña de los candidatos, Alejandro Guillier de la Fuerza de la Mayoría y Sebastián Piñera de Chile Vamos, sólo resta aguardar el 17, mientras el país entero se dedica a especular sobre cuál candidato cometió más errores y cuál de los dos puede salvar a la nación de sus espectros más amenazadores.
Guillier y Piñera cerraron sus campañas llamando al electorado a votar, en un país que se ha caracterizado por el abstencionismo.
Sin embargo, esta segunda vuelta podría proporcionar una sorpresa por el posible gran número de votantes que acudiría el domingo.
Hay quienes vaticinan amplios conglomerados de seguidores de Guillier en las mesas de votación, especialmente provenientes de los barrios obreros, mientras que otros conjeturan que la clase media alta acudirá en masa a votar para que gane Piñera y no se repita el triunfo de un izquierdista como lo fue Salvador Allende.
En su discurso, Piñera aseguró estar mejor preparado al haber escuchado los reclamos del pueblo.
Guillier contraatacó al decir que la derecha conservadora no tiene perspectivas y señaló que la presencia en el cierre de su campaña de José Mujica, el expresidente del Uruguay "ayuda a construir ese Chile unido y esa fuerza del cambio que nos ayude a derribar a una derecha conservadora que no tiene futuro para Chile...".
Y agregó: " Tu presencia José, es una lección de humildad de dónde queremos ir".
Quizás esta última frase sea el punto clave de los votos de quienes no quieren justamente ir donde el candidato izquierdista los quiere llevar, y más aún, de la mano de un ex guerrillero tupamaro.