Siempre que llueve escampa, todo es cuestión de esperar, y para que el cubano José Dariel “Pito” Abreu fuera proclamado Novato del Año en la Liga Americana del béisbol de EE. UU. sólo era necesario dejar caer las hojas del almanaque en 2014.
Con 36 jonrones, 107 carreras impulsadas y .964 de OPS el muchacho de Cienfuegos lideró a todos los debutantes del torneo en esas tres categorías. Como custodio de la primera base, es el primer jugador de los White Sox en obtener el premio desde que Ozzie Guillen lo hiciera en 1985.
Abreu, que conquistó los 30 votos posibles de los cronistas --el trofeo rinde homenaje al legendario Jackie Robinson-- expresó después su gratitud a sus compañeros de equipo, y dijo que "aunque no suelo ser muy expresivo, estoy procesando interiormente esta felicidad que me han concedido".
Los 10 primeros bambinazos del cubano, cuando el schedule no había llegado al primero de mayo, lo hicieron entonces foco del asombro de los expertos. Este lunes, el jugador de 27 años, 6’3’’ de estatura y 255 libras de peso se agenció finalmente el título, por delante de los también nominados Matt Shoemaker (16-4 y 3,04 de efectividad en la lomita de los Angelinos) y Dellin Betances, el set up de los Yankees de New York.
En la Liga Nacional, el mejor primerizo fue el pitcher derecho Jacob deGrom, de los Mets. Jacob, primer rookie de los Mets premiado desde Dwight Gooden en 1984, sobresalió ante los también propuestos Billy Hamilton, outfielder de los Reds y Kolten Wong, segunda base de San Luis.
Y si el cubano Abreu se proyectó tempranamente al estrellato, deGrom pareció inclinar los votos a su favor el 15 de septiembre, cuando igualó un récord de Grandes Ligas al ponchar a los primeros ocho bateadores rivales, en este caso de los Marlins. El serpentinero se despidió con 9-6 en 22 aperturas, 2,69 de efectividad y 144 abanicados.
Paradójicamente, la alegría de "Pito" Abreu resultará agridulce para sus excompañeros del equipo Cienfuegos, ubicado en el lugar 14 entre 16 clubes de Cuba al cabo de 33 partidos de la Serie Nacional número 54.
Con Abreu en sus filas, y con la presencia además de Yasiel Puig --otro cienfueguero que escapó de la isla, y que este martes inauguraba el tope de Todos Estrellas de MLB frente a Japón-- el equipo del centro-sur de Cuba estaría seguramente mejor ubicado en la tabla de posiciones y no en el sitio 14 entre 16 participantes.
Y esos dos hombres, además, brindarían un poco de confianza a la selección nacional cubana que dentro de tres días inicia el torneo beisbolero de los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Veracruz, México.
Como van las cosas, con el socialismo cuesta abajo, la economía cubana en pedazos y a 25 años del derribo del Muro de Berlín, solo un milagro permitirá que los 24 hombres del equipo Cuba de pelota regresen a finales de mes a su país, desoyendo los cantos de sirena del profesionalismo. Unos cantos que, a diferencia del peligro mortal anunciado por la diosa Circe, suelen conducir a la firma de contratos millonarios.