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Policía de Haití arresta a 17 sospechosos del asesinato del presidente haitiano Jovenel Moïse


La policía está al acecho de otros presuntos asesinos del presidente haitiano Jovenel Moise frente a la Embajada de Taiwán en Puerto Príncipe, Haití.
La policía está al acecho de otros presuntos asesinos del presidente haitiano Jovenel Moise frente a la Embajada de Taiwán en Puerto Príncipe, Haití.

Dos hombres que se presume son haitiano-estadounidenses y 15 colombianos fueron arrestados con relación al asesinato del presidente haitiano Jovenel Moïse, informaron autoridades del país caribeño el jueves.

Los haitiano-estadounidenses James Solages y Joseph Vincent figuran entre 17 sospechosos detenidos por el homicidio de Moïse a manos de hombres armados en su casa el miércoles antes del amanecer. Los otros 15 provienen de Colombia, según el jefe de la Policía Nacional de Haití, Léon Charles. Agregó que la policía mató a otros tres sospechosos y ocho más están prófugos. El funcionario había dicho antes que siete de los atacantes habían sido abatidos.

"Vamos a llevarlos ante la justicia", afirmó Charles el jueves en la noche mientras los 17 detenidos permanecían esposados y sentados sobre el piso durante una conferencia de prensa.

El jueves por la noche, el gobierno de Colombia dijo que seis de los sospechosos en Haití eran miembros en retiro del Ejército colombiano, incluidos dos de los muertos. No dio a conocer sus nombres.

El director de la Policía Nacional colombiana, general Jorge Luis Vargas Valencia, dijo que el presidente Iván Duque le había dado instrucciones al alto mando del Ejército de Colombia y a la policía para que cooperaran con la investigación.

De todos, el de mayor edad tiene 55 años y el menor, Solages, tiene 35, de acuerdo con un documento compartido por Mathias Pierre, ministro de elecciones de Haití.

Pierre no facilitó más detalles sobre los antecedentes de Solages. El Departamento de Estado de Estados Unidos dijo estar al tanto de las informaciones sobre el arresto de haitiano-estadounidenses, pero no las confirmó ni hizo declaraciones.

Solages se describe como un "agente diplomático certificado", defensor de los niños y político incipiente en un portal de una entidad caritativa que él estableció en el 2019 en Florida para ayudar a residentes.

En su biografía en el portal, Solages dice que trabajó previamente como guardaespaldas en la embajada de Canadá en Haití. La sede diplomática no ha hecho declaraciones de momento. Llamadas hechas a la fundación y a asociados de la misma no obtuvieron respuesta.

Testigos dijeron que una muchedumbre descubrió a dos sospechosos ocultos tras arbustos en la capital, y que algunas personas agarraron a los hombres por las camisas y los pantalones, los empujaron y los abofetearon.

La policía arrestó a los hombres, que sudaban profusamente y llevaban ropa que parecía estar cubierta con lodo, dijo un periodista de la AP. Los agentes los colocaron en la parte trasera de una camioneta pickup y se alejaron del lugar. La gente los siguió corriendo hasta una estación policial cercana.

Una vez allí, algunos en la muchedumbre comenzaron a gritar: "¡Ellos mataron al presidente! Dénnoslos. ¡Los vamos a quemar!"

Uno de los hombres en la muchedumbre dijo que era inaceptable que extranjeros vinieran a Haití a matar al gobernante del país, refiriéndose a reportes de funcionarios de que los perpetradores hablaban español o inglés.

Posteriormente, la turba incendió varios vehículos abandonados llenos de agujeros de bala que se piensa pertenecían a los sospechosos, que eran de raza blanca. Los coches no tenían matrículas y dentro de uno de ellos había una caja de balas vacía y algo de agua.

En la conferencia de prensa el jueves, Charles, el jefe de la policía, le pidió al público que mantenga la calma y deje a los agentes hacer su trabajo. Advirtió que las autoridades necesitan la evidencia que la gente estaba destruyendo, incluyendo los vehículos quemados.

Las autoridades no han señalado un móvil para el ataque, y sólo han dicho que fue perpetrado por un "grupo altamente entrenado y fuertemente armado". Los principales partidos de oposición en Haití y la comunidad internacional ya condenaron el magnicidio.

No todo el mundo quedó satisfecho con la descripción gubernamental del ataque. Cuando el periodista haitiano Robenson Geffrard, que escribe para un periódico local y tiene un programa de radio, tuiteó un reporte sobre los comentarios del jefe de la policía, recibió una gran cantidad de respuestas en las que el público expresaba escepticismo. Muchos se preguntaban cómo los sofisticados atacantes descritos por la policía pudieron penetrar la vivienda de Moïse, superar a sus guardaespaldas, la habitación de pánico y luego huir ilesos, pero posteriormente fueron capturados sin planear una fuga exitosa.

Por otro lado, un juez haitiano implicado en la investigación dijo que Moïse fue baleado una docena de veces y que su oficina y alcoba fueron saqueadas, según el periódico haitiano Le Nouvelliste. Según el rotativo, el juez Carl Henry Destin señaló que los investigadores encontraron casquillos 5,56 y 7,62 mm entre la conserjería y el interior de la residencia.

La hija de Moïse, Jomarlie Jovenel, se escondió en la habitación de su hermano durante el ataque, y una empleada doméstica y otro trabajador fueron atados por los agresores.

El primer ministro interino Claude Joseph, que asumió el gobierno de Haití con respaldo de la policía y las fuerzas armadas, solicitó a la gente que reabra sus negocios y regrese a sus trabajos. También ordenó reabrir el aeropuerto internacional.

El miércoles, Joseph decretó un estado de sitio de dos semanas tras el asesinato de Moïse, que provocó estupor en un país que sufre algunos de los niveles más elevados de pobreza, violencia e inestabilidad política del hemisferio occidental.

La inflación y la violencia de pandillas se han disparado, y escasean los alimentos y el combustible. El 60% de los haitianos ganan menos de dos dólares al día, un panorama terrible que se está agravando en un contexto en el que Haití sigue intentando recuperarse de la devastación que dejaron el terremoto de 2010 y el huracán Matthew en 2016 tras una historia de dictaduras y agitación política.

"Existe un vacío ahora, y están asustados por lo que le depara a sus seres queridos", dijo Marlene Bastien, directora ejecutiva de Family Action Network Movement, un grupo que ayuda a la gente en la comunidad de la Pequeña Haití en Miami.

Bastien exhortó al gobierno del presidente estadounidense Joe Biden a que desempeñe un papel mucho más activo en el respaldo a los intentos de lograr un diálogo nacional en Haití con el objetivo de llevar a cabo elecciones libres, limpias y creíbles.

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