Las presas políticas cubanas Lizandra Góngora, María Cristina Garrido y Angélica Garrido, miembros del Partido Republicano de Cuba, escribieron tres cartas al Papa Francisco para pedir que intercediera a favor de la liberación de todos los presos políticos cubanos, tras conocer la noticia del encuentro entre el presidente cubano Miguel Díaz-Canel y el Sumo Pontífice este martes en Ciudad del Vaticano.
Luis Rodríguez, esposo de Angélica Garrido, compartió con Martí Noticias los mensajes y comentó que las tres mujeres, encarceladas por participar en las protestas antigubernamentales de julio de 2021, se habían puesto de acuerdo para sacar cartas en el aniversario del estallido social, pero decidieron adelantarlas cuando conocieron que Díaz-Canel viajaría a Roma para encontrarse con el máximo representante de la Iglesia Católica.
Los mensajes, que cierran con la palabra libertad escrita con sangre, fueron sacados clandestinamente del centro penitenciario El Guatao, en La Habana, aunque la opositora Lizandra Góngora se encuentra recluida en el municipio especial Isla de la Juventud. Por cuestiones de seguridad, Rodríguez prefirió no revelar los mecanismos que usaron las presas de conciencia para hacer llegar su voz a la opinión pública.
María Cristina Garrido, condenada a siete años tras las rejas, apeló en su carta al origen latinoamericano del Papa y le pidió que se pronunciara contra el comunismo en América Latina y por la liberación de los presos políticos en Cuba.
“Los cubanos siguen saliendo a las calles impulsados por los abusos policiales, violaciones, el hambre y las penurias que continúa trayendo la economía fracasada socialista, pero sobre todo por las ansias de verse libres de esa ideología de odio que martilla las mentes y aplasta los sueños”.
Su hermana Angélica, quien debía haber salido ya en libertad condicional, pues fue sentenciada a tres años, se sumó al reclamo en contra del comunismo y aseguró que “sólo ha traído miseria humana y material, odio y separación entre las familias”.
“Las leyes en Cuba, así como los agentes del orden, sólo tienen el propósito de cuidar al sistema y no a las personas. Por eso las cárceles se mantienen llenas de presos políticos y otras injusticias. Al régimen no le conviene que yo esté de nuevo en las calles de Quivicán, los dictadores quieren el país para ellos solos, donde la oposición se pudra en las cárceles sin esperanzas”, expresó.
Además, solicitó al Papa Francisco que sirviera de mediador “para acabar con este castigo inmerecido”, como mismo Cristo intercedió ante Dios por sus hijos. “Basta de sufrir por una ideología que en nada aprovecha. Espero por esta carta no sufrir futuras represalias”.
Por su parte, Lizandra Góngora contó que ella es presa política por ser anticomunista y haber salido a la calle el 11 de julio. “Mi sanción es de 14 años por el delito de sabotaje, delito que no cometí en ningún momento”.
“Sabotaje era lo que hacían los llamados revolucionarios cuando luchaban contra (Fulgencio) Batista. ¿Dónde está la bomba? ¿En qué parte de Güira de Melena explotó? ¿Dónde están las pruebas de eso tan terrible de lo que me acusan? Basta de mentiras y manipulaciones. Soy inocente y también mis cinco hijos que ahora están sin su madre”, afirmó.
Al igual que las hermanas Garrido, Góngora fue una de las once prisioneras de conciencia de El Guatao que firmaron con sangre una misiva dirigida a Miguel Díaz-Canel, difundida el primero de marzo pasado, para demandar al gobernante que cumpliera el deseo del Papa Francisco de liberar a los presos políticos.
Semanas antes, durante una visita a Cuba, el cardenal Beniamino Stella había dicho que el Papa deseaba que las personas que habían salido a manifestarse en julio de 2021, y estaban tras las rejas, pudieran volver a sus casas.
Rápidamente, las palabras de Stella llenaron de esperanzas a los presos políticos y sus familiares, y la acción colectiva de las once presas de El Guatao, que luego sufrirían represalias por ello, se volvió titular en varios medios internacionales.
Un mes después de la divulgación de la misiva, Góngora fue trasladada al centro penitenciario donde se encuentra actualmente, a unos 160 kilómetros de distancia de su familia, pero desde donde sigue en coordinación con las presas políticas de El Guatao.
“Somos muchos los que estamos injustamente presos por pensar diferente. En Cuba hay un solo partido permitido y la oposición es ilegal y sancionada. Nos persiguen, nos calumnian, nos ofenden en los medios, nos encarcelan. Nos odian sobre todo por el comunismo odia todas las libertades”, afirmó Góngora en su carta.
La activista pidió a Su Santidad que se apiadara de los presos políticos cubanos y pidiera una vez más su liberación. “No es un delito querer un cambio para Cuba”.
“El pueblo de Cuba llora, muere, grita, le duelen tantos presos. Los jóvenes prefieren irse del país buscando no sólo la economía para mejorar sino vivir sin el miedo de que se levanten un día y sean los próximos presos”, agregó.
A propósito de su reunión con el Sumo Pontífice esta semana, Díaz-Canel declaró en su cuenta en Twitter que fue “una conversación franca”, en la que confirmaron “amplias coincidencias en temas acuciantes de la agenda internacional para la humanidad”.
“Abordamos la realidad cubana actual, en particular el severo impacto en nuestra población del bloqueo económico recrudecido”, añadió, sin mencionar a los presos políticos.
Una vez más, varios presos políticos y sus familiares han expresado su expectativa de que este tema sea parte de un proceso de negociación entre la Iglesia católica y el régimen cubano -similar al que conllevó a la excarcelación del Grupo de los 75 de la Primavera Negra de 2002- y que tenga como desenlace la puesta en libertad de sus seres queridos, pero hasta ahora ninguna de las partes ha confirmado públicamente si este tema estuvo presente en la reciente agenda de diálogo.
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