El Partido de los Trabajadores registró el miércoles al exmandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva como candidato para las elecciones presidenciales de este año, pese a que cumple una sentencia de 12 años de cárcel por corrupción y varios procesos vinculados a sobornos.
Cerca de 10.000 simpatizantes marcharon hacia el máximo tribunal electoral coreando "Lula libre" y "Lula presidente" mientras acompañaban a los líderes del partido para inscribir la candidatura a sólo horas de que venciera el plazo límite.
Aunque fue nominado a comienzos de mes para ser candidato del partido, se prevé que el tribunal electoral lo excluya porque la legislación del país margina a los aspirantes cuya condena se haya ratificado en una apelación, que es la situación de Lula.
El exmandatario está en prisión desde abril, pero aún lidera todas las encuestas electorales.
El PT registró al exalcalde de Sao Paulo Fernando Haddad como compañero de fórmula de Lula. Haddad encabezaría la candidatura si la inscripción de Lula no tiene éxito, dijeron fuentes del partido.
"La gente creía que Lula no sobreviviría en las encuestas y ha sido lo opuesto. Aún es el favorito en todos los escenarios y ganaría directamente en algunos de ellos", dijo Haddad a periodistas. "Si la gente quiere votar por él, debería tener derecho a hacerlo", agregó.
La oficina de la fiscal general Raquel Dodge presentó inmediatamente una solicitud al máximo tribunal electoral para que invalide la candidatura de Lula, porque su condena fue confirmada por una corte de apelaciones, lo que según la legislación brasileña impide que pueda postularse a un cargo público.
Se espera una decisión a más tardar el 12 de septiembre, cuando deben ser revisadas las candidaturas
Lula gobernó Brasil durante dos períodos entre 2003 y 2011 y dejó el cargo con un índice de aprobación récord del 87 por ciento gracias a una economía floreciente y programas sociales que sacaron a millones de brasileños de la pobreza.
Pero su popularidad se vio afectada por acusaciones de corrupción y escándalos en los que se vieron implicados su partido y él personalmente. El PT salió del poder en 2016 cuando el Senado destituyó a la sucesora de Lula, Dilma Rousseff, tras acusaciones de violar las leyes de presupuesto del país.
Sergio Moro, el juez que coordina la gigantesca investigación anticorrupción “Autolavado”, condenó al ex presidente izquierdista a 12 años y un mes de prisión tras determinar que dirigió una trama corrupta para conceder a la constructora OAS contratos gubernamentales por valor de más de 25 millones de dólares a cambio de un apartamento de lujo triple con cuatro dormitorios, piscina y ascensor privado en la zona turística de Guarujá, en Sao Paulo, que en ese momento costaba unos 600.000 dólares.
Lula tiene pendientes otras siete causas con la justicia que incluyen cargos de lavado de dinero, tráfico de influencias y obstrucción a la Justicia entre otros.
(Con información de Reuters y archivo Martí Noticias)