El régimen cubano anunció la puesta en marcha de un nuevo sistema para la gestión, el control y la asignación de divisas, una disposición que ha generado escepticismo entre ciudadanos y expertos.
Lauriel, un vendedor de materiales de construcción en Guantánamo, tomó con cautela el anuncio. “Unos te dicen una cosa y a la hora de hacerlo a lo mejor es otra. Yo le hablo sincero, no confío, vamos a esperar un poquito a ver qué pasa”.
Para este comerciante guantanamero, el efecto real de la normativa se determinará por la tasa de cambio oficial que finalmente se establezca.
El ajuste en el manejo de las monedas extranjeras coincide con la reciente publicación del Decreto Ley 113 que autoriza, de forma temporal, realizar transacciones en divisas en segmentos específicos de la economía, según lo establecido por el Ministerio de Economía y el Banco Central de Cuba.
Juan Manuel Moreno, comunicador independiente residente en La Habana, prevé que una mayor circulación de dólares podría provocar una ligera disminución en su valor dentro del mercado informal. Sin embargo, advierte que esta situación se revertirá en detrimento del poder adquisitivo de la población.
Moreno subraya que las nuevas regulaciones podrían intensificar las disparidades socioeconómicas.
“Quien no tenga la facilidad de obtener dólares, o que carezca de familiares en el extranjero o una persona que se los provea, no podrá acceder a muchos productos básicos, lo que lo llevará a una miseria extrema”, afirmó.
Para el economista cubano Germán González, la disposición gubernamental no constituye una acción novedosa.
“Esa es una directriz del gobierno cubano que data de 1959, no es nueva, y es otra forma de despojar a la gente”, señaló.
González considera que la estrategia busca captar los ingresos que el cubano recibe como remesas.
Desde Artemisa, el economista explicó que el anuncio responde a la necesidad del gobierno de retomar el control sobre una porción significativa de las divisas que ingresan al país.
“Hoy se puede enviar dinero a Cuba sin necesidad de pasar por las instituciones estatales, específicamente por Gaesa, que pertenece a los militares. El objetivo fundamental es que el dinero que llega a Cuba por concepto de remesas transite nuevamente por el control de ellos. Se les ha escapado de las manos”, concluyó el experto.
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