En su informe al Sexto Congreso del Partido Comunista, que trazó los Lineamientos para la Política Económica y Social del país, Raúl Castro aseguró que en Cuba no se aplicarían los paquetes de medidas neoliberales que se emplean en otros países del Tercer Mundo.
Sin embargo, analistas como el cubano Pedro Campos, defensor de un llamado socialismo democrático y participativo, han afirmado que en las reformas emprendidas por Castro en Cuba bajo el eufemismo de “actualización del modelo” abundan fórmulas del neoliberalismo económico.
En un artículo publicado en el sitio izquierdista Kaosenlared, el ex diplomático dice: “El propio Partido Comunista ha decidido emprender reformas económicas, bajo el slogan de la ‘actualización’, preñadas de recetas neoliberales: despidos de trabajadores, aumento en la edad de jubilación, ampliación de la explotación del trabajo asalariado por el capital privado, otras entregas de tierras a capitalistas extranjeros para negocios turísticos, drástica disminución de las prestaciones sociales, extensiva ahora a minusválidos y enfermos crónicos, ampliación de las posibilidades al capital extranjero, autonomía administrativa de las empresas sin control de los trabajadores y otras”.
Ahora, en un artículo publicado en el sitio RT (Russia Today), el analista de asuntos políticos Nile Bowie observa igualmente rasgos neoliberales en las reformas raulistas: la reducción del sector público, el impulso al sector privado y la apertura a la inversión extranjera.
Bowie se pregunta si estas medidas hacia una economía con más énfasis en mecanismos de mercado y libre empleo, adoptadas para salir del estancamiento económico dejado por el desplome soviético en la isla, no vulnerarán las llamadas “conquistas” de la revolución de 1959. El autor recuerda que las autoridades han reconocido las dificultades de mantener subsidios masivos, y tienen un plan para desplazar hasta un 40 por ciento de la fuerza laboral al sector privado para 2015.
Agrega que La Habana ha relajado al mismo tiempo las prohibiciones a la pequeña empresa y la contratación individual de mano de obra, animando a los ex empleados estatales –el Estado ocupa todavía a alrededor del 79 por ciento de una fuerza laboral de 5 millones-- a iniciar pequeños negocios de taxis, peluquerías, tiendas de ropa y restaurantes.
El analista destaca asimismo la nueva ley destinada a atraer más inversión extranjera, principalmente en zonas especiales de desarrollo libres de impuestos. En estas zonas –señala-- las empresas extranjeras podrán transferir sus ganancias libres de aranceles al extranjero, recibir extensiones de contratos hasta por 50 años, y retener los derechos completos de propiedad, “un cambio drástico respecto a décadas de planificación central al estilo soviético”.
El politólogo residente en Kuala Lumpur, Malasia, apunta que puede parecer irónico que Cuba, con su historia de nacionalizaciones radicales de las compañías que dominaban la economía antes de la revolución, ahora esté despidiendo a miles de trabajadores del sector estatal y adoptando un modelo de crecimiento amable hacia el capital y dirigido a reducir el sector público en favor de la empresa privada y las ganancias.
Para Bowie, los dirigentes cubanos han reconocido sin embargo las consecuencias negativas de las reformas de mercado, que a menudo pueden exacerbar las disparidades de ingresos y afianzar el amiguismo, y se han comprometido a mantener los servicios de salud pública gratuitos, la universalidad de la educación, y otras características ajenas a la ideología del capitalismo de libre mercado.
Pero por otra parte entienden que el modelo económico estatizado tradicional ya no puede soportar el peso de los subsidios que sostienen los programas socialistas y servicios del Estado de bienestar, y por eso están tratando de hacer que el país se apoye más en los mecanismos de mercado y el capital extranjero.
El analista considera que en presencia del embargo de Estados Unidos, la normalización de las relaciones comerciales con la Unión Europea sería un gran paso adelante hacia el fortalecimiento de la inversión extranjera, y esa es la razón de que La Habana procure tener en su esquina a Bruselas, para lo cual ha aceptado emprender un diálogo político en el que espera revertir la posición común del bloque, que vincula mejores relaciones económicas a mejoras en los derechos humanos y las condiciones democráticas en la isla.
Bowie advierte por último que la introducción del juego del libre mercado en Cuba puede exacerbar en sus primeras etapas la desigualdad de ingresos, y estimular la corrupción de la élite. “Si aquellos con conexiones en el gobierno fueran percibidos como los más favorecidos por la inversión extranjera, y las ganancias no fueran adecuadamente canalizadas a programas de bienestar social y al desarrollo del país, esto traerá negativas ramificaciones políticas”, concluye diciendo.
Otro analista defensor de la pureza del socialismo y que identifica rasgos de neoliberalismo en la actualización raulista apunta la coincidencia con la primera etapa de las reformas en China. Dice Raúl Crespo en el sito venezolano Aporrea:
“Ojalá no resulte como en China: así empezó el capitalismo salvaje hace 20 años, mayor acumulación de riqueza en un reducido grupo de personas en contraste con la situación de la mayoría de la masa”.
Sin embargo, analistas como el cubano Pedro Campos, defensor de un llamado socialismo democrático y participativo, han afirmado que en las reformas emprendidas por Castro en Cuba bajo el eufemismo de “actualización del modelo” abundan fórmulas del neoliberalismo económico.
En un artículo publicado en el sitio izquierdista Kaosenlared, el ex diplomático dice: “El propio Partido Comunista ha decidido emprender reformas económicas, bajo el slogan de la ‘actualización’, preñadas de recetas neoliberales: despidos de trabajadores, aumento en la edad de jubilación, ampliación de la explotación del trabajo asalariado por el capital privado, otras entregas de tierras a capitalistas extranjeros para negocios turísticos, drástica disminución de las prestaciones sociales, extensiva ahora a minusválidos y enfermos crónicos, ampliación de las posibilidades al capital extranjero, autonomía administrativa de las empresas sin control de los trabajadores y otras”.
Ahora, en un artículo publicado en el sitio RT (Russia Today), el analista de asuntos políticos Nile Bowie observa igualmente rasgos neoliberales en las reformas raulistas: la reducción del sector público, el impulso al sector privado y la apertura a la inversión extranjera.
Bowie se pregunta si estas medidas hacia una economía con más énfasis en mecanismos de mercado y libre empleo, adoptadas para salir del estancamiento económico dejado por el desplome soviético en la isla, no vulnerarán las llamadas “conquistas” de la revolución de 1959. El autor recuerda que las autoridades han reconocido las dificultades de mantener subsidios masivos, y tienen un plan para desplazar hasta un 40 por ciento de la fuerza laboral al sector privado para 2015.
Agrega que La Habana ha relajado al mismo tiempo las prohibiciones a la pequeña empresa y la contratación individual de mano de obra, animando a los ex empleados estatales –el Estado ocupa todavía a alrededor del 79 por ciento de una fuerza laboral de 5 millones-- a iniciar pequeños negocios de taxis, peluquerías, tiendas de ropa y restaurantes.
El analista destaca asimismo la nueva ley destinada a atraer más inversión extranjera, principalmente en zonas especiales de desarrollo libres de impuestos. En estas zonas –señala-- las empresas extranjeras podrán transferir sus ganancias libres de aranceles al extranjero, recibir extensiones de contratos hasta por 50 años, y retener los derechos completos de propiedad, “un cambio drástico respecto a décadas de planificación central al estilo soviético”.
El politólogo residente en Kuala Lumpur, Malasia, apunta que puede parecer irónico que Cuba, con su historia de nacionalizaciones radicales de las compañías que dominaban la economía antes de la revolución, ahora esté despidiendo a miles de trabajadores del sector estatal y adoptando un modelo de crecimiento amable hacia el capital y dirigido a reducir el sector público en favor de la empresa privada y las ganancias.
Para Bowie, los dirigentes cubanos han reconocido sin embargo las consecuencias negativas de las reformas de mercado, que a menudo pueden exacerbar las disparidades de ingresos y afianzar el amiguismo, y se han comprometido a mantener los servicios de salud pública gratuitos, la universalidad de la educación, y otras características ajenas a la ideología del capitalismo de libre mercado.
Pero por otra parte entienden que el modelo económico estatizado tradicional ya no puede soportar el peso de los subsidios que sostienen los programas socialistas y servicios del Estado de bienestar, y por eso están tratando de hacer que el país se apoye más en los mecanismos de mercado y el capital extranjero.
El analista considera que en presencia del embargo de Estados Unidos, la normalización de las relaciones comerciales con la Unión Europea sería un gran paso adelante hacia el fortalecimiento de la inversión extranjera, y esa es la razón de que La Habana procure tener en su esquina a Bruselas, para lo cual ha aceptado emprender un diálogo político en el que espera revertir la posición común del bloque, que vincula mejores relaciones económicas a mejoras en los derechos humanos y las condiciones democráticas en la isla.
Bowie advierte por último que la introducción del juego del libre mercado en Cuba puede exacerbar en sus primeras etapas la desigualdad de ingresos, y estimular la corrupción de la élite. “Si aquellos con conexiones en el gobierno fueran percibidos como los más favorecidos por la inversión extranjera, y las ganancias no fueran adecuadamente canalizadas a programas de bienestar social y al desarrollo del país, esto traerá negativas ramificaciones políticas”, concluye diciendo.
Otro analista defensor de la pureza del socialismo y que identifica rasgos de neoliberalismo en la actualización raulista apunta la coincidencia con la primera etapa de las reformas en China. Dice Raúl Crespo en el sito venezolano Aporrea:
“Ojalá no resulte como en China: así empezó el capitalismo salvaje hace 20 años, mayor acumulación de riqueza en un reducido grupo de personas en contraste con la situación de la mayoría de la masa”.