En el parlamento venezolano juramentó esta mañana el nuevo presidente del poder legislativo, Henry Ramos Allup, un hombre con amplia experiencia que representa a la bancada de la oposición al gobierno de Nicolás Maduro. Ramos Allup es uno de los 112 diputados de la Mesa de Unidad Popular (MUD, coalición política opositora) elegidos en diciembre último.
“Nadie en este recinto tiene más sensibilidad como la tengo yo; aquí transcurrieron 26 años de mi vida. He sido un parlamentario con dedicación exclusiva”, dijo al usar su turno después de una jornada muy tensa para intentar conformar el nuevo parlamento.
El moderador del debate, Héctor Agüero, miembro del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela, controló el tiempo de cinco minutos otorgado a cada orador, pero cuando llegó el suyo leyó un texto demasiado largo que provocó la ira de los parlamentarios de la oposición. La jornada había comenzado con retraso por demorarse la revisión de credenciales, un paso necesario antes de la juramentación.
En su turno, Omar Barbosa, a nombre de la MUD, postuló a Henry Ramos Allup para el cargo de nuevo presidente del parlamento, en lugar de Diosdado Cabello que, según la constitución, abandonó el cargo este martes.
Barbosa habló de "un cambio político de verdad, un cambio de modelo político, no de caras".
“Nos instalamos con el compromiso de promover un modelo político que no dé motivo para que la gente se marche del país, un modelo para ayudarnos a reconstruir Venezuela”, dijo en su intervención, y añadió: “vamos a promover la existencia de un poder judicial que aplique el Estado de Derecho y que no sea utilizado como instrumento de persecución política. Ratificamos la solidaridad con los presos políticos y la promulgación de una ley de amnistía y reconciliación nacional para que se acabe la persecución política en Venezuela”.
Por el minoritario bloque oficialista (ahora con 55 escaños) habló Héctor Rodríguez, refiriéndose a la oposición como “la derecha venezolana”. Habló de un pueblo en la calle, de la patria y de la revolución, cerrando su discurso con el recuerdo del fallecido presidente Hugo Chávez.
El parlamentario Julio Borges, en representación de la mayoría opositora, tomó luego la palabra para enumerar un conjunto de leyes que piensan promulgar próximamente: una ley de amnistía, de derecho de propiedad y vivienda, otra para recuperar el título de propiedad de las tierras, otra dirigida a los jubilados y una ley de producción nacional.
Antes de terminar Borges se retiraron en bloque los diputados del oficialismo. El presidente del parlamento saliente, Diosdado Cabello, una vez en la calle, ofreció una conferencia de prensa improvisada en la que dijo que “la bancada de la patria se retira porque considera que los de la oposición están violando el reglamento”.
A una pregunta sobre la ley de amnistía, Cabello manifestó:
“Nos oponemos a esa ley porque los victimarios no pueden perdonarse. La derecha venezolana quiere copiar a Pinochet”.
También tuvo palabras despectivas para el expresidente de Colombia Andrés Pastrana, invitado a la sesión inaugural del nuevo parlamento por la MUD.
“Pastrana es un chulo latinoamericano, me causa bochorno”, dijo Cabello acompañado de Cilia Flores, esposa del presidente de Venezuela Nicolás Maduro.
Henry Ramos Allup, nuevo presidente del poder legislativo
Viendo que la bancada oficialista se marchaba, el nuevo presidente del parlamento, Henry Ramos Allup, habló a los parlamentarios que quedaban:
“No quieren escuchar las cosas que vamos a decir pero tendrán que acostumbrarse, porque en estos cinco años va a haber libertad de opinar”, dijo Ramos Allup.
“Confundir cambio con rostro, o cambio con edad es un análisis superficial”, expresó a partir de que el chavismo reprochó esta mañana que apenas hay jóvenes en el nuevo parlamento. “No importa el calendario. El cambio no es cuestión de calendario, sino de de actitud y de sistema, de cambiar lo que está mal. Cambiar el gobierno por vía constitucional, eso es lo que haremos”, expresó y concluyó diciendo:
“Vamos a legislar, no a delegar. No vamos a hacer un contrapoder, sino un poder auténtico, pues no seremos la trastienda del poder ejecutivo como ha sido hasta ahora. La corrupción tendrá que rendir cuenta. Controlaremos los demás poderes del estado, incluyendo al Tribunal Supremo de Justicia”.