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Ratones, sarna, chinches, un "consejo" de represores y muy poca comida, el panorama en prisiones de Camagüey


Prisión Kilo 7, en Camagüey.
Prisión Kilo 7, en Camagüey.

Dos presos políticos cubanos denunciaron este martes las condiciones infrahumanas a las que están sometidos los reos en dos cárceles en la ciudad de Camagüey.

Desde el penal de Kilo-7, el líder de la organización opositora Unidad Camagüeyana por los Derechos Humanos, Virgilio Mantilla Arango, quien cumple una sentencia de tres años y seis meses de prisión por el presunto delito de daños a la propiedad, describe las pésimas condiciones de la cárcel, así como la creación de un grupo de reos encargados de reprimir a los que protesten.

El grupo, bajo las órdenes del mayor Didier, director de la prisión, ha sido llamado Consejo de Reclusos, y está integrado son presos comunes al servicio de la guarnición. Según Mantilla Arango, estos reos también se encargan de la repartición de sicofármacos para mantener dormitando a los prisioneros.

“Aquí, lo que yo me he dado cuenta es que nunca falta la pastilla para drogar a los presos, el sicofármaco carbamazepina. No hay alimentos, tampoco medicinas, lo mismo ocurre con el faltante de avituallamiento.

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“El jefe del penal, el mayor Didier, mandó a sacar a los miembros del Consejo de Reclusos, un grupo paramilitar integrado por reos comunes, a los que se les paga 2.100 pesos, y quienes nos convocaron a una reunión donde nos amenazaron e informaron que teníamos que estar tranquilos, porque ahora vendrían las cosas más difíciles, y que habrá más problemas con la alimentación. Esto aquí es lo más grande de la vida”, expresó el activista.

Mientras tanto, en el penal de Kilo-9, también en la capital agramontina, donde está recluido el activista de la Unión Patriótica de Cuba Dixán Gainza Moré, condenado a seis años de prisión por su participación en las protestas populares del 11 de julio, los problemas van desde la falta de alimentos y medicamentos, el hostigamiento en contra de los reos, hasta la falta de higiene.

“Medicamentos no hay ninguno, las únicas pastillas que dan son para que las personas estén durmiendo todo el tiempo. Una bolita de pan que venden por personas en las tiendas, lo cortan en cuatro partes para darle una mínima porción a cada preso, y no hay alimentación. En estos momentos se cocina con leña verde, que está mojada, y se están pasando muchas dificultades. Y muchos presos están trabajando por el poquito de comida, porque hasta el salario le quitaron a los que estaban laborando en la cocina”, detalló Gainza Moré.

El opositor añadió que en el penal “hay un brote de sarna (escabiosis) muy grande, y también chinches en los cochones y cartones”, además de ratones que pasan por debajo de las camas.

“Esto es terrible y no fumigan”, aseguró el activista.

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