Más de 5.000 reclamaciones por expropiaciones a estadounidenses durante los años 60, permanecen en espera de una respuesta de las autoridades cubanas, reporta el sitio de noticias News.com.
La mayoría de las reclamaciones fueron hechas por corporaciones pero, finalmente, la Comisión de Liquidación de Reclamaciones Extranjeras del Gobierno de Estados Unidos aprobó un mayor por ciento de las provenientes de familias e individuos.
La reclamación de la Compañía Cubana de Electricidad, valorada en $US268 millones en aquel momento, está hoy en manos de minoristas de Office Depot Inc, luego de años de fusiones entre empresas.
Mientras, descendientes de los dueños de numerosas propiedades antes de 1960, esperan ser compensados por sus pérdidas.
El artículo cuenta la historia de Roy Schechter, un estadounidense nacido en Cuba, a quien el Gobierno cubano expropió una finca de 5.666 hectáreas y una casa colonial de 17 cuartos en La Habana, hoy residencia de la Embajada de China.
La hija de Schechter, Amy Rosoff, contó a la publicación que sus padres prácticamente escaparon de la isla en un ferry con sus joyas escondidas, luego que las autoridades les informaran que ya no eran los dueños de esas propiedades. Schechter incluso pagó a todos sus empleados antes de irse, con la esperanza de regresar, y pasó el resto de su vida trabajando en la tienda de zapatos de su suegro y recordando a su hija la reclamación de las propiedades perdidas.
Nancy Luetzow, quien se mudó a Cuba junto a sus padres a los 8 años, mantiene la reclamación de las 1.214 hectáreas de tierra que compró su padre Luther Coleman en la Isla de Pinos in 1952. La Comisión valoró su propiedad perdida en $US173.000.
Expertos en propiedades perdidas por largos periodos tienen opiniones encontradas sobre cómo lidiar con las reclamaciones estadounidenses, protegidas por el Derecho Internacional.
El abogado de Washington, Robert Muse, que representa a compañías con reclamaciones, opina que el sentido de desposesión forma un mundo idealizado que puede no haber sido exactamente así.
No obstante, Mauricio Tamargo, presidente de la Comisión hasta el año 2010 y ahora abogado de varios demandantes, dijo que las confiscaciones infligieron daño duradero en las familias estadounidenses y algunas jamás se recuperaron.