Michael Lavers, periodista de Washington Blade, el diario de asuntos LGBT más antiguo de Estados Unidos, describió su primer viaje a Cuba del 12 al 19 de mayo pasado y su interacción con la comunidad gay, como los siete días más excitantes, complejos y exigentes de su carrera.
Sus contactos con el pueblo se dieron en medio de la vigilancia constante de los empleados del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), especialmente mientras estaba en Las Tunas cubriendo la Jornada Internacional contra la Homofobia y Transfobia, explicó en entrevista con el programa Puente, de Radio Martí.
Lavers también dijo que fue detenido en un punto de control de La Habana, donde sus documentos fueron escudriñados por unos 15 minutos.
El periodista dijo que llegó a La Habana con ciertas ideas en su mente, sin embargo, se fue con una impresión diferente tras ver la realidad con sus propios ojos: Se dio cuenta de que Cuba es un país complicado, con muchos problemas, pero que vio esperanza.
Interrogado sobre sus reuniones con los activistas independientes LGBT, dijo que escuchó relatos de abuso, hostigamiento y detenciones arbitrarias y que varios activistas le mencionaron los problemas que tiene la comunidad transgénero con agentes de la policía, que a veces les roban el dinero o les exigen sexo.
Lavers subrayó que ni Mariela Castro, directora del CENESEX, ni ningún otro representante de esa institución, respondió a sus intentos de obtener su reacción ante las acusaciones de estos miembros de la comunidad LGBT.
El reportero del Washington Blade explicó que algunos activistas LGBT tienen esperanza en el impacto positivo que traería para su comunidad la normalización de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, pero otros tienen que dedicar tanto tiempo diariamente a obtener cosas básicas, como agua o comida, que la política no es parte de su vida.
Lavers dijo tener la esperanza de que el resultado del proceso de normalización entre Estados Unidos y Cuba mejore la vida del pueblo cubano, que ha sufrido por mucho tiempo.