El martes, a las 10 de la mañana, ocurrió un derrumbe parcial en una cuartería donde viven cerca de 40 personas, incluidos siete niños, ubicada en la calle Máximo Gómez No 180 e/ Martí y Castillo, en la ciudad de Morón, en la oriental provincia de Ciego de Ávila.
Las 11 familias que residen allí han realizado llamadas telefónicas a la Defensa Civil, la oficina de la vivienda y al gobierno municipal, y nadie responde.
Este jueves se presentaron tres obreros que fueron enviados solamente para demoler y recoger los residuos de materiales del techo que se derrumbó, informó a Radio Martí la cuentapropista Dairis González Ravelo, que vive en el lugar con sus dos hijos menores.
Entonces González Ravelo realizó una tercera llamada a la señora Magdalena Lima López, delegada de su circunscripción, pero su gestión no tuvo éxito.
En septiembre pasado se cumplirán tres años del paso del potente huracán Irma por la costa norte de Cuba. Solamente en La Habana 4.288 viviendas resultaron dañadas por el fenómeno meteorológico, y ocurrieron 157 derrumbes totales y 986 parciales, informó entonces el diario estatal Granma.
En Morón, González Ravelo perdió el techo de su vivienda y aún espera por los materiales para reconstruirlo. Las goteras y la humedad han provocado daños respiratorios a sus niños. La mujer dice haber acudido a todas las instancias del municipio, sin encontrar solución al problema, y no tiene dinero para comprar materiales en el Mercado Negro y ocuparse de la reparación.
Los residentes de esa localidad están muy disgustados con la falta de asistencia de las instituciones del gobierno, y aseguran que trataran de darle solución a las afectaciones con sus propios medios que son muy escasos.
En una reciente participación en el espacio televisivo Mesa Redonda, el Ministro de la Construcción René Mesa Villafañas reconoció que existen unas 9.611 cuarterías en el país, “y que actualmente se hace un proceso de revisión de las condiciones habitacionales que presentan este tipo de viviendas”.
En Cuba el deterioro del fondo habitacional se incrementa ante la falta de gestión de las instituciones estatales, sumado a problemas de financiamiento y escasez de materiales de construcción.