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"Sigo en Cuba, digo, y sigo puesto", advierte al régimen Carlos Manuel Álvarez


Carlos Manuel Álvares, junto a Maykel Castillo El Osorbo y Luis Manuel Otero Alcántara.
Carlos Manuel Álvares, junto a Maykel Castillo El Osorbo y Luis Manuel Otero Alcántara.

El periodista Carlos Manuel Álvarez, director de la revista El Estornudo, describió el su cuenta de Facebook la violencia con la que agentes del régimen cubano irrumpieron en la sede del Movimiento San Isidro (MSI) para poner fin a la protesta pacífica de 14 de sus integrantes.

"Hicimos que tumbaran las redes sociales en todas partes, que nos aislaran por completo para meter en esa cuña ciega de tiempo la garra del horror, pero nuestros ojos vieron, nuestra oídos escucharon, nuestros cuerpos pensaron, y esa transmisión llegaba a todos afuera, y en los charcos de azufre y miedo de la mirada de los esbirros vi cómo sabían que ya eso no lo podían cortar", escribió en Facebook.

Álvarez, residente en el exterior, había llegado a la sede directamente desde el aeropuerto tras su arribo el miércoles a Cuba procedente de Nueva York. Su presencia en el lugar, y la supuesta violación a la ley de viajeros impuesta como medida preventiva por la pandemia de coronavirus, fueron el pretexto utilizado por la policía para desalojar a los activistas recluidos en la vivienda de la calle Damas 955.

"Ayer en la noche me llevaron esposado al policlínico de 5ta y 16 en Miramar acompañado por tres agentes de la Seguridad del Estado (les buscaba los ojos y me esquivaban) y me practicaron un PCR (dije que no lo consentía) con un palillo en la boca. Después me trajeron para casa de Mónica Baró", explicó el periodista y escritor.

Los resultados del PCR deben estar este viernes, agregó. Mientras, permanece vigilado por la policía. "Dijeron que tendríamos vigilancia las 24 horas hasta el domingo y, en efecto, acabo de asomarme y hay agentes en las esquinas".

Álvarez refirió en su post los ataques que ha recibido en las redes sociales por parte de personas que cuestionan su motivo para viajar a Cuba e incorporarse a la protesta del MSI.

"Llevo ya muchos años recibiendo, de una forma u otra, asesinatos de reputación por parte de los aparatos de propaganda de este país, pero pueden estar seguros de que nunca nada me ha asqueado y perturbado tanto como ciertas sospechas viles que patriotas de sofá ya están lanzando sobre las posibles intenciones mías a la hora de entrar a San Isidro", afirmó.

El periodista aclara en el post que no actuó por su cuenta al tomar esa decisión, y pidio a los internautas que le envíen ningún "comentario mezquino".

"Cuento con el apoyo, la camaradería y la confianza del MSI, de los huelguistas y los otros plantados en Damas 955, y cada cosa que dije o expresé para encontrar una solución al conflicto fue previamente consensuada con los huelguistas y los líderes de la protesta", señaló.

Sobre el asalto a la sede por las fuerzas represivas, Álvares aseguró que "el terror" conque irumpieron en el lugar había sido visto desde antes por los activistas del MSI como una victoria.

"Sabíamos que si me negaba a hacerme el PCR fuera de allí (cada uno de los plantados y los huelguistas pidieron que me quedara con ellos y no saliera) ellos tendrían que acudir a un punto de violencia que los volvía a desnudar. Fue lo que sucedió. Antes de romper la puerta y de que entraran como una tromba, uno de ellos dijo: «No lo queremos hacer así». Y le dijimos: «Así es como ustedes lo hacen»", refirió.

Álvarez reiteró su compromiso con los huelguistas y dijo que su pensamiento seguía puesto en ellos. Mientras, vigilado por la Seguridad del Estado en la casa de la periodista Mónica Baró, escribe una crónica detallada del desalojo de la noche de este jueves.

"Sigo en Cuba, digo, y sigo puesto", concluyó.

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