El artista cubano Armando Mariño esperó once años para exponer un grito contra los genocidios: se trata de su instalación Sweet dream, en la que exhibe algo más de una docena de colchones expandidos por el piso, pintados con el rostro de dictadores y “hombres malos” como Stalin, Pinochet, Fidel Castro, Hitler, el Che Guevara y otros más.
"Sweet Dreams", donde duermen dictadores comunistas
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