Las autoridades de Texas continúan este miércoles la búsqueda de más de 180 personas desaparecidas tras la repentina crecida del río Guadalupe el pasado viernes 4 de julio, en Texas.
"Se ordenó que las banderas de Texas ondearan a media asta hasta el amanecer del 14 de julio en honor a quienes perdieron la vida trágicamente en las recientes inundaciones", dijo este miércoles el gobernador del estado, Greg Abbott.
"Que Dios traiga consuelo a cada familia afectada y fortaleza a los miles de socorristas que aún trabajan en el terreno”, agregó el funcionario que el domingo declaró un Día de Oración en todo Texas.
Al menos 109 personas han muerto como resultado del desastre y las autoridades advierten que la cifra “muy probablemente aumentará” a medida que retrocedan las aguas y avancen los trabajos de rescate.
Entre los fallecidos se encuentran 27 niñas y consejeras del campamento cristiano de verano Camp Mystic, ubicado a orillas del río. La directora del campamento, de 75 años, también murió. Al menos seis personas —cinco niñas y una consejera— permanecen desaparecidas en ese lugar.
El desastre natural afectó principalmente al condado de Kerr, cuya capital Kerrville, con 25.000 habitantes, concentra la mayoría de las víctimas.
El gobernador reportó que 161 personas están desaparecidas solo en el condado de Kerr. “Necesitamos encontrar a todas las personas. Esa es la prioridad”, afirmó.
La crecida súbita del río Guadalupe fue provocada por lluvias más intensas de lo previsto durante la mañana del viernes, que elevaron el nivel del agua en ocho metros en menos de una hora. Las aguas arrasaron cabañas, campamentos y viviendas situadas en una zona turística.
El Estado de Texas ha desplegado más de 2100 personas y más de 1100 vehículos y equipos para ayudar a los funcionarios locales y a las comunidades a responder y recuperarse de las devastadoras inundaciones. Más de 20 agencias estatales están respondiendo actualmente a las amenazas de inundaciones en todo el estado.
Rescatistas, voluntarios, unidades en hidrodeslizadores, helicópteros, a caballo, con excavadoras y perros de búsqueda recorren las áreas afectadas en una operación que especialistas califican de peligrosa, y que se ha visto obstaculizada por nuevas lluvias.
Dos días antes de la tragedia, inspectores estatales habían aprobado el plan de emergencia del campamento. Sin embargo, informes previos no ofrecían detalles sobre los protocolos de evacuación o funciones del personal.
La inundación ha sido comparada con la del cañón Big Thompson en Colorado, ocurrida en 1976, que dejó 144 muertos. Según el meteorólogo Bob Henson, citado por AP, este evento en Texas sería el más letal de su tipo desde entonces.
El presidente Donald Trump expresó su compromiso de ofrecer ayuda federal y anunció una visita a la zona este viernes.
Una inundación repentina en Nuevo México dejó tres muertos el martes, sumándose a una semana marcada por fenómenos extremos en el sur del país.
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