Los migrantes cubanos no han cesado en el intento de ingresar en los Estados Unidos, incluso después de que el expresidente Barack Obama derogara la política de pies secos y pies mojados.
La decisión de cancelar la política, que durante décadas les concedió la posibilidad de permanecer legalmente en el país si tocaban suelo norteamericano, tomada por Obama en los últimos días de su administración, dejó a poco más de mil cubanos en ruta hacia Estados Unidos varados del lado mexicano de la frontera, la mayoría en Nuevo Laredo, Tamaulipas.
Aunque algunos dijeron que se asentarían en Nuevo Laredo después que las autoridades mexicanas les otorgaran un permiso especial temporal que les dejaba trabajar, cientos, probablemente ya más de un millar, han buscado una vía de entrada temporal al país del norte, basándose en la posibilidad legal de solicitar una audiencia de asilo político ante un juez de inmigración.
Un portavoz de la policía de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) en Laredo proporcionó a Martí Noticias los datos registrados desde el 1 de octubre pasado, cuando comenzó el año fiscal 2017, que termina el próximo 30 de septiembre.
Las estadísticas indican que de los 15.135 cubanos que han sido procesados en ese lapso por la Oficina de Terreno de Laredo, que abarca los puestos fronterizos desde Del Río hasta Brownsville, 2,920 lo hicieron entre enero y agosto. Obama les cerró la entrada automática a los cubanos el 12 de enero.
Si se restan los 1571 del ambivalente primer mes del año, en los siete meses siguientes fueron procesados 1.349, para un promedio de 192 mensuales.
Nada que ver con la marea migratoria de los últimos años, pero sí un persistente goteo.