En el Día Mundial de la Libertad de Prensa celebramos el papel esencial que desempeña la prensa libre, no solo como transmisora de noticias fiables y precisas, sino también como pilar de la democracia. La calidad de los procesos democráticos está relacionada con el estado de la libertad de expresión y con la libertad y el pluralismo de los medios de comunicación. No hay democracia sin una prensa verdaderamente libre.
A la vez que asumen la gran responsabilidad de garantizar la transmisión a la ciudadanía de información correcta y verificada, los medios de comunicación libres, diversos e independientes constituyen la misma base de una sociedad abierta y plural. El periodismo de investigación desempeña un necesario papel de vigilancia y contribuye así a que las instituciones y los gobiernos, a todos los niveles, rindan cuentas a la ciudadanía por sus acciones y obligaciones. Sin embargo, cada vez son más frecuentes los intentos de reducir el espacio de que disponen los medios de comunicación libres, que también ven socavada sistemáticamente su credibilidad, y son demasiados los periodistas que han puesto en peligro su vida, o incluso la han perdido, al haber desvelado verdades incómodas.
Este año, la vigesimosexta conmemoración del Día Mundial de la Libertad de Prensa aborda los retos a los que se enfrentan actualmente los medios de comunicación al cubrir elecciones en tiempos de desinformación, así como el potencial que ellos mismos albergan para apoyar la democracia, la paz y la reconciliación. La desinformación puede influir muy negativamente en los procesos democráticos y los debates públicos en todo el mundo, y la Unión Europea no constituye una excepción.
Esta es la razón por la que hemos puesto en marcha el «Plan de acción de la UE contra la desinformación»(*), que intensifica la respuesta europea para reforzar la resiliencia de nuestras sociedades contra esa lacra. El Plan se centra en la mejora de la detección de la desinformación, la coordinación y la puesta en común de las acciones de la Unión y los Estados miembros, la movilización del sector privado para cumplir sus compromisos, la sensibilización de la opinión pública y la capacitación de la ciudadanía. Una democracia sana se basa en un debate público abierto, libre e imparcial, y nuestro deber es proteger ese espacio e impedir que se difunda desinformación que alimente el odio, la división y la desconfianza en la democracia.
La UE promueve unos medios de comunicación libres e imparciales tanto en su propio territorio como a escala mundial, en sus relaciones con terceros países, por ejemplo financiando proyectos concretos que mejoren la calidad de la labor periodística, la libertad de prensa y el acceso a la información pública. Ante el incremento de las presiones que amenazan el ejercicio libre del periodismo, la UE reitera su determinación de defender la libertad de prensa y de los medios de comunicación dentro de sus fronteras y en todos los demás países.