Los países de la Unión Europea (UE) dieron hoy luz verde a la firma y aplicación provisional del acuerdo de cooperación y diálogo político con Cuba, y a la derogación de la "posición común", la política unilateral y restrictiva que aplicaba el bloque comunitario a la isla desde 1996.
La decisión se tomó hoy a nivel de los embajadores de la Unión en Bruselas y se espera que sea confirmada próximamente por el Consejo de la UE, indicaron a Efe fuentes comunitarias.
Los países respaldaron así las tres iniciativas propuestas en septiembre por la alta representante de la UE para la Política Exterior, Federica Mogherini, para "derogar formalmente" la posición común y dar paso a un nuevo marco de relaciones.
A continuación, el Consejo de Ministros de la UE deberá aprobar también la decisión de hoy, lo que podría ocurrir en el encuentro de titulares de Finanzas del próximo martes, según las fuentes consultadas.
La firma del acuerdo, en la que estará presente Mogherini y la contraparte cubana, así como representantes de los veintiocho países de la Unión, está prevista para el próximo 12 de diciembre en Bruselas, indicó recientemente el embajador y jefe de delegación de la UE en Cuba, Herman Portocarero.
Los embajadores comunitarios también dieron luz verde hoy a pedir el consentimiento del Parlamento Europeo para que el pacto de diálogo político y cooperación pueda aplicarse de manera provisional.
Al tratarse de un acuerdo mixto, su completa entrada en vigor quedará pendiente de que también lo respalden los veintiocho parlamentos nacionales europeos.
La UE y Cuba iniciaron las negociaciones de este pacto en abril de 2014 y, una vez concluidas, éste quedó rubricado el pasado 11 de marzo en una ceremonia en La Habana a la que asistió Mogherini.
El objetivo de la negociación era abrir una nueva etapa de relaciones y superar la llamada posición común, la política que la Unión todavía aplica para regular sus relaciones con La Habana.
Impulsada en 1996 por el Gobierno conservador español encabezado ntonces por José María Aznar, la denominada "posición común" condiciona todo progreso en las relaciones entre la UE y Cuba a avances en la emocratización y los derechos humanos en la isla, defendiendo el contacto directo con los disidentes.
Las autoridades cubanas siempre han considerado esa política un escollo para unas relaciones plenas con la UE.