Estudiantes universitarios venezolanos comenzaron a movilizarse este jueves contra el presidente izquierdista, Nicolás Maduro, entre temores de un nuevo desbordamiento de la violencia represiva que deja ya 32 muertos en poco más de un mes de protestas opositoras.
Los estudiantes, los que más se confrontan en las manifestaciones, realizan asambleas y marchas desde distintos centros de educación autónomos y privados, para rechazar una Asamblea Nacional Constituyente que convocó Maduro y exigir su salida del poder.
"Tenemos más de un mes aguantando, esto no es una carrera de velocidad, sino de resistencia. Venezuela está en la calle para luchar contra esta dictadura", manifestó Daniel Ascanio, de la Universidad Simón Bolívar.
Un grupo de estudiantes ya llegó a la Conferencia Episcopal Venezolana, en el oeste de Caracas, para entregar un mensaje a la Iglesia y al papa Francisco, quien ha expresado su preocupación por la violencia.
"El mensaje al papa: nos están matando, es una dictadura. Que la Iglesia se sume a las movilizaciones y veamos si la dictadura se atreverá a reprimir a la Iglesia", reveló este jueves Santiago Acosta, de la Universidad Católica Andrés Bello.
La protesta estudiantil tendrá lugar después de una jornada de fuertes disturbios que vivió Caracas tras una marcha de miles de opositores que se manifestaron contra la Constituyente, dispersada por las fuerzas de seguridad con una andanada de bombas lacrimógenas.
Un grupo de jóvenes, muchos de ellos estudiantes encapuchados y con máscaras antigases, respondieron con piedras y cócteles molotov. Un manifestante de 18 años murió y otras 300 personas resultaron heridas, según los reportes preliminares.
La fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega, chavista confesa, condenó la violenta represión de las manifestaciones y defendió la Constitución que Maduro quiere modificar, según una entrevista al diario Wall Street Journal publicada este miércoles.
Maduro está decidido a sacar adelante una Asamblea Constituyente que ahogue la ofensiva opositora en las calles, y, según él, instaure "la paz" y frene un "golpe de Estado".
La oposición, por su parte, asegura que la Constituyente consolida un "golpe de Estado", que según dice inició cuando el máximo tribunal de justicia asumió temporalmente a fines de marzo las funciones del Parlamento, único poder del Estado que controla. "Seguiremos en la calle, a pesar de la fuerte represión del régimen", aseveró Acosta.
Las protestas ocurren en medio de un fuerte deterioro de la economía, que golpea a los venezolanos con una severa escasez de alimentos y medicinas, y una inflación considerada la más alta del mundo.
"Ante la gravedad de la crisis que hoy se vive en el país, seguiremos adelante", retó Ascanio, al llamar a la marcha, entre aplausos de estudiantes y gritos de "democracia", "libertad".
Según sondeos privados, más del 70% de los venezolanos rechaza la gestión del socialista Maduro, aliado político del régimen del general Raúl Castro, en Cuba.
El mandatario entregó el martes al poder electoral, mientras ocurrían los disturbios, el decreto de convocatoria al proceso que busca "reforzar" la actual Constitución impulsada por el fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013), que los analistas ven como una estrategia para entretener, ganar tiempo y permanecer en el poder.
"Nosotros no respaldamos su Constituyente, porque lo que usted plantea es un gran fraude para seguir atornillado en el poder. Señor Nicolás Maduro: ¡váyase al carajo!", sentenció Ascanio.
Los opositores han reclamado en la calle elecciones, pero el llamado de Maduro a la Constituyente deja en incertidumbre los pendientes comicios de gobernadores que debieron realizarse en 2016, los de alcaldes de 2017 y los presidenciales de 2018.
Como parte de las gestiones internacionales de la oposición para presionar al gobierno, el jefe del Parlamento, Julio Borges, se reúne este jueves en Washington con el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Venezuela inició el pasado viernes su retiro de la OEA, acusándola de injerencia y de promover una invasión extranjera. "¡Pa'l carajo!", despidió Maduro a la organización.
Estados Unidos, España y varios países de América Latina han expresado temor a una mayor polarización y un recrudecimiento de la violencia. El papa ha ofrecido ayuda a un "diálogo" pero con "condiciones claras".