El régimen no solo acosa y actúa hacia cualquiera que se manifieste en su contra, sino que los familiares de los activistas y opositores son perseguidos y acosados.
Tal es el caso de la esposa de Yasser Castellano, Verónica Vega, quién se quedó incomunicada cuando su esposo participó en el acuartelamiento del Movimiento San Isidro. Ahora, después de pagar para restablecer su línea de teléfono, no tiene señal 4G, informó Vega en un post.
“Hace semanas me fue deshabilitada mi línea telefónica como método de censura, justo por los días en que mi esposo Yasser Castellanos estaba acuartelado junto a un grupo de artistas en la sede de San Isidro”, dijo Vega.
Vega decidió ir a una oficina de ETECSA para pagar y restablecer su línea de teléfono. Sin embargo, para su sorpresa ahora su línea no tiene señal 4G. “Hoy pude dedicar el tiempo de ir a la oficina de ETECSA y, luego de pagar 3 CUC porque me restituyeran mi propia línea que, por supuesto, no pedí deshabilitar, ¡¡¡descubro que mi línea no coge las 4G!!!”, escribió frustrada en un post de Facebook.
La esposa de Castellanos asegura que le reclamó a la empleada de ETECSA, pero simplemente recibió un: “No puedo hacer nada, debe darle tiempo al equipo”.
“Nada convencida de su explicación, le otorgué el privilegio de la duda, y me fui. Ya en casa, el resultado ha sido el mismo... Probé dos líneas diferentes en el mismo móvil y enseguida cogieron las 4G, probé mi línea en otro móvil y no sale de las 3G.…”, escribió Vega.
“Después de la desazón y la impotencia, la eterna impotencia de pagar un servicio abusivo y con desprotección extrema, decidí que voy a reclamar las 4G a que tuve siempre en mi móvil y con la línea que me costó 40 CUC más los 3 de hoy para solo un disgusto”, afirmó Vega.
El régimen ha mantenido una constante vigilancia desde hace dos semanas frente a la casa de los opositores que participaron en el acuartelamiento de la sede del Movimiento San Isidro. Hasta el momento, cada vez que estos intentan salir de sus hogares, son detenidos sin razón alguna por la Seguridad del Estado. Es una vigilancia parecida a una novela de George Orwell, dijo Amnistía Internacional.