Toda lucha contra una dictadura tiene sus héroes y mártires. Cuba lo ha pagado con la vida de cientos de sus mejores hombres y mujeres, donde han sobresalido entre otros, los nombres de Pedro Luis Boitel y Orlando Zapata Tamayo.
Venezuela, en su diario batallar por recuperar la democracia arrebatada por el gobierno de Nicolás Maduro, está mostrando una serie de personajes, que han descollado por su valor y falta de miedo frente a los ataques de las fuerzas armadas, paramilitares y los colectivos chavistas.
La mujer desconocida
Una manifestante se paró desafiante frente a una tanqueta en Caracas, durante la protesta del 19 de abril, día de la Independencia de Venezuela. La rociaron con gas, pero no se movió. Por último fue llevada por la fuerza por la Guardia Nacional y permanece desaparecida.
La escena hizo que el mundo recordara las protestas de 1989 en la Plaza de Tiananmen, en Beijing. En esa ocasión un hombre se paró frente a una fila de tanques, simbolizando el deseo de paz de los manifestantes frente a la violencia de la fuerza pública china.
Un héroe al desnudo
En otro día de protestas y enfrentamiento entre fuerzas militares y los opositores en Venezuela, un muchacho caminó sin ropa y logró escalar una tanqueta.
Desafió la represión tal como Dios lo trajo al mundo, con una biblia en la mano, un bolso, calcetines y zapatos. Pedía que cesara la violencia. Suplicaba: "No lancen más bombas, hermano, por favor".
Fue reprimido. Su espalda quedó sangrante por decenas de perdigones.
Su imagen recorrió el mundo como un emblema contra la violencia.
Su figura no quedó anónima, porque fue reconocida por su maestra de periodismo Juymar García, quien escribió, llena de orgullo:
"El muchacho desnudo tiene nombre, se llama Hans y es mi alumno".
Relató la maestra:
"Su sola consigna ¡YA BASTA!
Llegó a la autopista y respiró hondo. Se sumó a los correteos de aquí par allá, de allá para acá, biblia en mano y no pensó, sólo actuó.
Comenzó a desnudarse, a demostrar que no tenía nada, representación perfecta del pueblo que hoy somos, ese que lo ha perdido todo, y así caminó hacia el verdugo. Como a Cristo lo flagelaron, sus costillas se encrespaban de dolor, su voz se hacía más triste mientras pedía: “No más, hermano, no más…yo me voy tranquilito, pero no más” …
Mientras el mundo veía la imagen mi corazón lloraba, y lo reconocí, grité ,es mi alumno, coño es Hans, es mi alumno, carajo, qué arrechera,
Dios protégelo, no sueltes la biblia, le gritaba yo a la pantalla, no la sueltes por favor….
Después comencé a recordarlo en su pupitre, pensativo y soñador, sonriente y callado, preguntándome cosas desde su extrema humildad y de esa bondad desbordada.
No estamos frente a ningún loco. Quienes crean ese absurdo y oscuro cuento de su locura, están más cerca de ella que mi muchacho desnudo.
Harto, obstinado, acabado y desprotegido, sin comida, sin medicinas, sin vida social activa y sin oportunidades, haciendo grandes esfuerzos para lograr su título, caminando del cuarto al metro, del metro al bus, del bus al campus, del campus al bus, del bus al metro, del metro al cuarto, del cuarto a la oración.
Cuántos años puede un joven venezolano sobrevivir así, sin llegar al hartazgo, sin que su gran inteligencia le ordene “debes hacer algo marico”. No es precisamente la locura ni la inestabilidad mental lo que ordena a un joven venezolano actuar así, es la impotencia.
Hoy recibo su respuesta tras las muchas horas de incertidumbre en su búsqueda, creyendo lo peor, lo veíamos en “La Tumba” apaleado. Los mensajes de profesores y amigos, verdaderos amigos y compañeros no se hicieron esperar para que emprendiéramos una cruzada hasta dar con su paradero. Desempolvé documentos, busquée listas, para saber su número de cédula y hasta las diez de la noche no supimos más del héroe desnudo.
Hoy tiene nombre el muchacho que se desnudó, se llama Hans y es mí alumno, mostró su cuerpo sin pudor para decir dejen de maltratar a su pueblo, se llama Hans y es mi alumno.
Pido y exijo para él respeto, todo acto de burla que reconozca hacia su heroica y valedera protesta será tomado como una afrenta a los miles de jóvenes que están dando sus vidas por el país.
El que dice ser presidente, tuvo la gentileza de citar su hazaña con burlas, valiéndose siempre de su sucia boca, mente pervertida y retorcidas intenciones.
Gracias presidente de otros, le regaló al muchacho que se desnudó, que se llama Hans y es mi alumno, más atención y centimetraje mundial del que usted haya tenido cuando comete sus burradas, hoy el muchacho desnudo tiene nombre y apellido, se llama Hans Herhard Wuerich. Pido un aplauso de pie para él y en nombre de mi familia le agradezco su gesto rebelde, valiente y deslastrado de todo lo material para decir a su manera basta, se llama Se llama Hans y por Venezuela, ayer se desnudó."
Las burlas de Maduro
El mandatario venezolano - al igual que lo era su antecesor Hugo Chávez- es proclive a la burla ordinaria y el chiste soez y de mal gusto.
Se burló del joven Hans diciendo: "Menos mal que no se le cayó un jabón, porque hubiese sido detestable esa foto. Horrorosa. 'Recoge el jabón mijo, pa' la foto' (…) Horrible hubiera sido.Qué cosa tan fea, terrible, una película de terror. Nada más nos queda reírnos... No tienen límite para el ridículo, todos los días un show".
El gesto del muchacho desnudo se transformó en un símbolo más de la lucha de Venezuela para ser libre, y demuestra la determinación de los venezolanos de proseguir las manifestaciones, hasta lograr el propósito de recuperar la democracia perdida.