Todos los días la policía recibe llamadas de personas chivateando cualquier cosa. Lo mismo una fiesta suntuosa, trasiego de alimentos o de materiales de construcción. O si alguien alquila su casa sin tener licencia.
En pos de realizar su sueño, que en casi todos los casos es trabajar en lo que se presente y ganar ‘un dinerito’, muchas personas están vendiendo sus casas, autos y otras propiedades.
Si en 1959 un 70% de la población practicaba el catolicismo, en 2004, según datos de la revista Newsweek, solo 150 mil personas acudían con regularidad a misa.
El régimen verde olivo ha transformado a Martí en un auténtico marketing político. Una marca registrada de la casa. Lo mismo se puede citar a Martí en una lid de boxeo, la apertura de un Festival de Cine o en un simposio sobre flora y fauna.
Ha sido un boomerang. Si la política del gobierno de Raúl Castro era que no cundiera el pánico en la población sobre el brote epidémico del cólera, ha conseguido una cortina de humo desinformativa y miles de rumores falsos.
Entre cerveza Cristal clara o Bucanero negra, los asistentes, jóvenes en su mayoría, escuchan reguetón en una vitrola.
Para retroceder a La Habana de hace 53 años no he utilizado la máquina del tiempo, sino un directorio telefónico de 1960 que por 50 pesos (2 dólares) me vendió un coleccionista de revistas y libros viejos.
La muerte de Chávez, que no estaba en el guión original de Fidel y Raúl Castro, puede cambiar todo el libreto. Para bien o para mal.
Una de las maneras de sacar adelante un negocio es con argucias financieras, ocultando ganancias, comprando mercaderías por debajo de la mesa, utilizando métodos de competencia desleal, incluso delatando a tus competidores a la policía tributaria.
Como todo en la isla de los Castro, también las bebidas alcohólicas tienen dos estándares. Si viajas al mundo con pasaporte o recibes dólares o euros, la vida es más placentera
Pasan por alto que en la era de tecnologías de la información es muy fácil, barato y rápido difundir fotos y hechos, sea una muerte violenta o un accidente de tráfico.
Creyentes como Alberto, Marcelo y Migdalia piensan que de morir Chávez nos montaríamos de nuevo en la máquina del tiempo. Pero hacia atrás.
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