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Rafael García-Toledo

Las medallas paralímpicas de 1964 y 2020 de Tokio

Araujo dos Santos, Brasil, Medalla de Oro en natación durante Juegos Paralímpicos de Tokio 2021
Araujo dos Santos, Brasil, Medalla de Oro en natación durante Juegos Paralímpicos de Tokio 2021

Tokio es la única ciudad que va a tener dos Juegos Paralímpicos a su haber. La primera vez que los hizo fue en 1964, fue allí que se usó por primera vez la palabra “paralímpicos” sugerida por un periodista asistente al evento. Esa palabra solo se acuñó a partir de 1980, en el listón de las preseas decía “Los juegos de Tokio para los Discapacitados Físicos”, además tenía una paloma con cinco anillos entrelazados, idea tomada de los tres anillos entrelazados de la Federación Internacional de Deportes en Sillas de Ruedas de Stoke Mandeville (ISMWSF) que fue la antecesora de la Federación Internacional de Deportes en Sillas de Ruedas y amputados (IWAS).

Esas medallas eran similares a la de los Juegos Olímpicos, no tenían braille ni otro tipo de diseños que indicaran el oro, la plata o el bronce, porque en aquella oportunidad solo participaron deportistas con lesiones medulares. La participación de deportistas ciegos y con otras limitaciones se dieron en juegos posteriores.

Las preseas tenían como diseño un grabado en relieve de unas aves estilizadas superpuestas en el Monte Fuji, la montaña más alta y emblemática del Japón.

Las medallas para los Juegos Paralímpicos de 2020 guardan gran simbolismo.

Los materiales tienen el mismo origen de las medallas olímpicas, hechas con materiales reciclados de dispositivos electrónicos fuera de uso, en total fueron casi 79,000 toneladas de las cuales se rescataron 32 Kg de oro, 3,500 de plata y 2,200 de bronce que sirvieron para hacer 5,000 preseas.

Fueron diseñadas por Sakiko Matsumoto, artista graduada de la Escuela de Bellas Artes de Tama y con una especialización en diseño gráfico. Las medallas están inspiradas en elementos muy representativos de ese país, para el anverso usó los abanicos japoneses tradicionales que representan la frescura que estos juegos aportan al mundo; las hojas del abanico representan la vitalidad de los corazones de los atletas. Intercalados con las hojas del abanico aparecen flores, madera, hojas y agua que representan el entorno natural lleno de vida y los jardines cautivantes del Japón.

El “kaname” que significa punto vital, es la que mantiene todas las partes juntas del abanico y representa la unión de todos los deportistas sin importar nacionalidad, sexo, discapacidad u origen.

Las medallas tienen en el lomo unas hendiduras circulares, si tiene una representa oro, dos representa plata y tres representa bronce y palabras en escritura Braille.

En el reverso de la medalla está el logo del Comité Paralímpico Internacional y la frase “Tokyo 2020” en Braille.

La cinta de la que penden consiste en patrones a cuadros armonizados llamados Ichimatsu Moyo y capas como las que usan en las técnicas tradicionales de los kimonos llamadas Kasane No Irome. También tienen pequeñas aplicaciones en alto relieve que al igual que en las medallas, un punto es oro, dos plata y tres bronce.

El estuche, muy similar al de las medallas de los pasados olímpicos, pero con otro logo, simboliza la diversidad.

Una vez más, vemos en estas medallas el respeto por el medio ambiente, la cultura y las tradiciones japonesas.

Opinión: Muerte y legado de Jacques Rogge

Jacques Rogge. REUTERS/Enrique Marcarian
Jacques Rogge. REUTERS/Enrique Marcarian

Empezamos la semana con la triste noticia de la muerte de un gran señor del deporte, Jacques Rogge.

El Sr. Rogge tenía 79 años, nació en Bélgica, estudió Medicina en la Universidad de Gante y su especialidad fue la ortopedia. Estuvo vinculado al deporte desde muy joven, representó a su país en el deporte “Vela” en los Juegos olímpicos de México de 1968. También en Múnich 1972 y Montreal 1976 en la misma disciplina deportiva. Nunca obtuvo una medalla olímpica, pero fue campeón mundial de la clase Cadet en 1959 (Cadet es una clase de embarcación internacional de vela diseñada por Jack Holt en 1947, y se celebra un Campeonato mundial de la clase anualmente desde 1950 hasta 1966, inclusive se denominó "Semana Internacional de la Clase Cadete"), Aparte de su afición por la navegación, también jugó rugby y estuvo en el representativo internacional de su país.

En 1976 se retiró de las competencias, pero siguió vinculado al deporte como miembro del Comité Olímpico Belga, en representación de los deportistas, donde su desempeño fue tan excelente como en su carrera deportiva.

Entre 1989 y 1992 fue presidente del Comité Olímpico Interfederal belga y fue elegido como presidente de los Comités Olímpicos Europeos cuya sigla es COE. Su carrera deportiva sigue con honrosos nombramientos que implican compromiso y trabajo por el deporte. Fue vicepresidente de la asociación de Comités Olímpicos Nacionales, ACNO, y volviendo a su vida de médico, presidió la Comisión Médica de la Federación Internacional de Vela, ISAF, miembro del consejo de la AMA desde 1999 y a partir de 1991 se convirtió en miembro del Comité Olímpico Internacional, COI.

Tuvo una larga trayectoria con una notoria participación en la organización de los Juegos olímpicos de Sídney 2000 y los de Atenas del 2004. También hizo parte de diferentes comisiones entre ellas, del Movimiento Olímpico, de Solidaridad Olímpica y del Comité Médico.

Fue elegido presidente del COI, el 16 de Julio de 2001, en la sesión 112 realizada en Moscú, sucediendo al español Juan Antonio Samaranch, que estaba en ese cargo desde 1980. Sus contrincantes en aquella elección fueron la surcoreana Young Kim, el canadiense Richard Pound, la estadounidense Anita DeFrantz y el húngaro Pal Schmitt.

Se destacó por su diplomacia, educación, trato respetuoso, una gestión impecable y conciliadora, por el gran dominio de cinco idiomas (holandés, inglés, francés, alemán y español). Recibió un COI con unas finanzas socavadas y una imagen deteriorada. Tuvo que reducir el presupuesto y el gigantismo que se había apoderado de los juegos, buscó una tecnología menos costosa, pero siempre antepuso el bienestar de los atletas y el deporte, tal cual lo dijo en su discurso de campaña.

Su gestión fue totalmente opuesta a la de Samaranch en cuanto a la manera de manejar las situaciones, Rogge un conciliador que tenía en cuenta las opiniones de todos los participantes, era respetuoso y un gran ejecutor. El español fue casi un dictador.

Los primeros juegos que se realizaron bajo su presidencia fueron los de invierno de Salt Lake City 2002, reconocidos como el origen de la nueva era de los Olímpicos.

Caracterizado por su rectitud, marcó su dura postura frente al dopaje hasta el punto de expulsar a dos atletas que se saltaron varios controles en vísperas de los olímpicos del 2004.

Fue quien llevó los juegos Olímpicos a China, que fueron ovacionados por el éxito y criticados por la notoria contaminación ambiental a pesar de todos los esfuerzos hechos para disminuirla, por las decisiones que se tomaron en cuanto al horario de las finales de deportes como la gimnasia y la natación, por llevarse a cabo en un país que no respeta los derechos humanos. En algún momento esos juegos quisieron ser boicoteados, pero siguió firme en la premisa de no mezclar política y deporte y sugirió al régimen chino que mostraran en esa oportunidad de apertura al mundo, su compromiso moral de respetar los derechos humanos, cosa que no pasó, hubo represión contra quienes quisieron hacer una manifestación en Pekín.

Fue presidente del COI durante 12 años, tiempo que el consideró suficiente para no perder la creatividad y el entusiasmo.

En el 2011 fue investido como un oficial de La Legión de Honor por el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy.

Bajo su mandato, el béisbol y el sóftbol fueron eliminados del programa olímpico a partir de 2012 en Londres. La misma suerte corrió el boxeo femenino. Se incluyeron el golf y el rugby7 a partir de 2016.

Fue el creador de los Juegos Olímpicos de la Juventud; fueron aprobados el 5 de julio de 2007, cuya primera edición fue celebrada en Singapur en 2010.

Su gestión como presidente plasmó la imagen de ser un gran diplomático, de ser imperturbable y de inculcar transparencia en todos los procesos.

Como cubano tengo para contar una experiencia personal, sobre la rectitud del Dr. Rogge. En una ocasión, el régimen cubano obligó al miembro del COI en Cuba, Reinaldo González, que a la sazón vivía en México (con lo que representa vivir en un país libre), para que renunciara al máximo ente deportivo, arguyendo que dicho señor no era lo suficientemente castrista para ostentar esa dignidad. El régimen quería nombrar a alguien del circulo interno de la dictadura. El conociendo la rigidez que implica representar al régimen cubano, recibió su carta de renuncia con obediencia y sumisión, situación que fue conocida. Sin demora se hizo una reunión de la familia olímpica latinoamericana, a la cual no asistieron algunos simpatizantes de régimen opresor, donde se comisionó al también Dr. Fidel Mendoza, que era amigo personal del Dr. Rogge, para que se lo informara y hallara la forma de evitar esa renuncia.

El Dr. Rogge le dijo a Fidel Mendoza que no se preocupara, que él arreglaba eso. Cuando González llegó a entregar su carta de renuncia, sin saber nada de la reunión que se había hecho antes, durante el desayuno, El Dr. Rogge le dijo a Reinaldo “Yo pudiera aceptarle la carta de renuncia, pero he de informarle a su Comité Olímpico en Cuba, que yo voy a pedirle al Comité Ejecutivo del COI, que el próximo miembro a elegirse sea una mujer del continente africano”. Reinaldo llamó a La Habana y le dijeron, mejor quédate ahí en el cargo. Se quedó, siguió viviendo en México hasta que murió.

Terminó su presidencia en el COI en la sesión 125 llevada a cabo en Buenos Aires, el 10 de septiembre de 2013, donde fue elegido el alemán Thomas Bach. De ahí, pasó a ser el presidente de Honor del COI. El 28 de abril de 2014, fue nombrado enviado especial para jóvenes refugiados y deporte, por el secretario general de la ONU, Ban KI-Moon, buscando poner al deporte dentro de la juventud, como una herramienta de empoderamiento, paz, reconciliación, seguridad, salud, educación y hacer a la sociedad más inclusiva.

En la mañana del 29 de agosto de 2021 se apagó su vida después padecer durante los últimos años serios quebrantos de salud relacionados con el Mal de Parkinson. Honor, respeto y reconocimiento a quien lo merece, sin duda alguna el Dr. Jacques Rogge merece eso y mucho más por lo que representó en el deporte.

OPINIÓN: Las medallas del hambre

Ronnis Álvarez recibe yucas, calabaza y otros productos como premio. (Foto tomada de Facebook)
Ronnis Álvarez recibe yucas, calabaza y otros productos como premio. (Foto tomada de Facebook)

El sueño de todo el que lucha es llegar a la meta y triunfar, se aplica a todos los campos de la existencia y muy especialmente, a la vida deportiva de competencia.

Los deportistas de alto rendimiento invierten mucho tiempo, quizás años, en aprender, perfeccionar técnicas, superar inseguridades y lesiones, realizar agotadoras jornadas de entrenamiento con innumerables repeticiones y superar retos para conseguir cupos en eventos de relevancia dentro del que hacer deportivo.

Los atletas que van a los olímpicos y a otras competencias de carácter internacional, tienen una gran responsabilidad con su disciplina, con ellos mismos, con sus entrenadores, con su deporte y con ese uniforme que representa a su país.

Según la ubicación geográfica, durante la “olimpiada” que son los cuatro años que transcurren entre unos olímpicos y los siguientes, asisten a muchos eventos como por ejemplo Centroamericanos y del Caribe, Suramericanos, Panamericanos y mundiales de varias disciplinas, que son clasificatorios para el máximo evento deportivo, los olímpicos.

Las delegaciones de cada país reciben solemnemente la bandera de la patria y los uniformes, para que los enarbolen con su desempeño y juego limpio. Es un honor con el que muchos sueñan, pero que muy pocos tienen la oportunidad de vivir. Esas medallas que conquistan con tanta determinación y esfuerzo generan tanto orgullo, que muchos de esos deportistas reciben generosas remuneraciones en dinero como incentivo, reconocimiento y agradecimiento.

Cada país, para enaltecer el triunfo, decide con cuánto dinero se reconoce cada presea conseguida, algunos son muy generosos, otros entregan dinero, bienes raíces y en algunos casos hasta semovientes, según la cultura a la que pertenecen.

Hay otros como Gran Bretaña que no les dan nada argumentando que no hay porque hacerlo, ya que los deportistas lo hacen de corazón.

Pero hay otros casos, como el de Cuba, que muestra con sus “increíbles premios”, por qué la gente acorralada por el hambre sale a protestar y a mostrarle al mundo que carecen de lo mínimo para cubrir las necesidades diarias y las generadas por la pandemia. Están gritando a la humanidad cómo el hambre y la escasez a la que están sometidos es cada vez peor y es usada como herramienta de represión.

Vimos en las redes sociales la foto del púgil Ronnis Álvarez tras ganar el título en el campeonato panamericano juvenil, parado frente a una mesa con muy pocos artículos de comida y aseo personal.

Ese fue el “gran premio” que mereció de parte de ese régimen que acapara todas las remesas que llegan a la isla, que engorda y enriquece “sus arcas” con el comercio que mantiene con 72 países del mundo; que envenena con mentiras al pueblo hablando de un "bloqueo" norteamericano que prácticamente no existe, porque el verdadero bloqueo lo han generado las propias autoridades cubanas a sus ciudadanos, quitándoles lo poco que producen, arrestándolos sin causa, inventando delitos a sus opositores, coartándoles la libertad, negándoles el bienestar mínimo y prácticamente dejándolos morir, por acaparar los recursos necesarios para la vida y a salud.

Muchos cubanos hacen deporte para tener algún día la oportunidad de conocer la ansiada libertad al evadirse de una villa deportiva, de un aeropuerto o de un escenario deportivo y poder llevar una vida digna, con respeto y reconocimiento.

Los líderes cubanos pisotean a su pueblo y pisotean a los deportistas que le dan la gloria deportiva a esa patria oprimida y vejada. Les dan un premio vergonzoso y ridículo que nos lleva a una interrogante: ¿Cómo será el hambre que pasan esos deportistas y sus familias?

“El bouquet de la victoria” honró el triunfo de los atletas y el resurgimiento japonés

El bouquet del la Victoria en los Olímpicos de Tokio. REUTERS/Lindsey Wasson
El bouquet del la Victoria en los Olímpicos de Tokio. REUTERS/Lindsey Wasson

Los juegos olímpicos de Japón se llevaron a cabo en el verano, también en los en los meses de julio y agosto según la zona y el calendario usado, ellos celebran el OBON.

Consiste en tres días de celebración en los cuales ellos hacen diferentes actividades para recordar a sus difuntos. La muerte la ven como un paso y por eso el OBON parece más un carnaval con vistosos colores, danzas, juegos al aire libre y comidas especiales.

En la noche del primer día, TORO NAGASHI, se lanzan farolitos de papel a las aguas del río para que las luces guíen a los espíritus de los fallecidos en su camino al otro mundo.

El segundo día, BON ODORI, se usan tambores ceremoniales, la gente canta, baila y comen en honor a sus fallecidos. No hay lugar para la tristeza, la gente y la música son notorias por su alegría.

La noche del tercer día, GOZAN NO OKURIBI, es la noche en que los espíritus que han venido para la celebración, retornan a la otra dimensión.

Esa breve reseña es para entender un poco lo importante que es para el pueblo nipón honrar a sus fallecidos. Ese homenaje también se hizo presente en las ceremonias de premiación olímpica a través de los ramos de flores que cada ganador recibió en el podio junto a su medalla.

Cada una de esas flores provenía de uno de tres lugares arrasados por el tsunami y la fuga nuclear del 2011, como símbolo de esperanza y recordatorio.

En una zona remota del Japón, entre colinas y sembrados de arroz, se levantaba una pequeña comunidad llamada Okawa junto al mar. Ese día las olas gigantes del tsunami cayeron sobre la escuela del lugar matando a 74 niños y 10 maestros. Cerca del lugar, en la colina Miyagi, los padres de las víctimas sembraron girasoles.

En Fukushima, lugar de la central nuclear, se cultivaron eustomas y sellos de Salomón. En Iwata se cultivaron las gencianas de color azul intenso y en Tokio las aspidistras de color verde oscuro para representar a la ciudad anfitriona.

El comité floral del Japón eligió esas flores para confeccionar esos ramos a los que llamaron “El bouquet de la victoria” tanto para reconocer el triunfo de los atletas en una competencia, como para celebrar el resurgimiento japonés después de semejante desastre que costó la vida a 18.500 personas.

Hubiera sido lindo y acertado que los deportistas participantes hubieran conocido esta historia antes de las justas deportivas, quizás hubieran recibido esos ramos llenos de sentimiento, simbolismo y amor, con más reverencia y honor.

We The 15: edificios icónicos del mundo se alumbran junto a la llama de los Paralímpicos por las 1200 millones de personas con discapacidad

El símbolo Paralímpico iluminado en el área costera del Parque Marino de Odaiba, antes de la ceremonia de apertura de los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 pospuestos, en Tokio, Japón, 20 de agosto de 2021. REUTERS / Issei Kato
El símbolo Paralímpico iluminado en el área costera del Parque Marino de Odaiba, antes de la ceremonia de apertura de los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 pospuestos, en Tokio, Japón, 20 de agosto de 2021. REUTERS / Issei Kato

A través de la historia y hasta nuestros días, las personas con discapacidad muchas veces han sido objeto de rechazo y discriminación, por eso han sido relegadas a un segundo plano dentro de la sociedad. Algunos las han considerado como deudores de la colectividad, incapaces de aportar nada a la misma y por eso fueron confinados en albergues o dentro de sus entornos familiares, para ocultar sus circunstancias.

En la Declaración de los Derechos Humanos dice: “Todos los seres humanos son libres e iguales en dignidad y derechos”, pero ese postulado no se aplica en gran parte de la población discapacitada, ni en las sociedades regidas por tiranías totalitarias.

Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos modernos nacieron gracias al empeño del barón Pierre de Cubertin, que buscaba recuperar eventos pacíficos y confraternizadores que recordaban los festivales religiosos de la antigua Grecia, para adaptarlos a las sociedades modernas.

La Carta Olímpica tiene principios fundamentales de los cuales citaré algunos que hacen referencia al tema de este artículo.

“El Olimpismo es una filosofía de vida, que exalta y combina un conjunto armónico de las cualidades del cuerpo, la voluntad y el espíritu. Al asociar el deporte con la cultura y la educación, el Olimpismo se propone crear un estilo de vida, el deporte olímpico, de las personas con discapacidad basado en la alegría del esfuerzo, el valor educativo del buen ejemplo y el respeto ético de los principios fundamentales universales”

Dice también: “El objetivo del Olimpismo es poner siempre el deporte al servicio del desarrollo armónico del hombre, con el fin de favorecer el establecimiento de una sociedad pacífica y comprometida con el mantenimiento de la dignidad humana. Para ello el Movimiento Olímpico lleva a cabo, solo o en cooperación con otros organismos y dentro de sus posibilidades, acciones en favor de la paz”.

“El Movimiento Olímpico tiene por objeto contribuir a la construcción de un mundo mejor y más pacífico, educando a la juventud a través del deporte practicado sin discriminaciones de ninguna clase y dentro del espíritu olímpico que exige comprensión mutua, espíritu de amistad, solidaridad y juego limpio”.

“La práctica deportiva es un derecho humano. Toda persona debe tener la posibilidad de practicar deporte según sus necesidades”.

Han culminado los Juegos Olímpicos de Tokio, pero su llama renacerá en los Juegos Paralímpicos en su edición decimosexta, la segunda que organiza Japón desde 1964. La llama recorrerá las ciudades más emblemáticas de Tokio del 17 al 24 de agosto hasta el día de la ceremonia de apertura. Las competencias se desarrollarán del 24 de agosto al 5 de septiembre de 2021.

La cobertura mediática no será como la de los juegos olímpicos que acaban de culminar. El dueño de los derechos es Discovery. Para poderlos transmitir hay que hacer un acuerdo con ellos, representa una inversión onerosa que consideran los interesados, no será retribuida al no haber público en los escenarios por motivos de pandemia.

El día de la inauguración, aparte de los destellos de la llama olímpica, también brillará una luz púrpura en 125 edificaciones famosas del mundo para apoyar el movimiento llamado “WE THE 15” que es el grupo de derechos humanos más grande de la historia del deporte, que busca poner fin a la discriminación.

El objetivo de WE THE 15, es transformar la vida de mil doscientos millones de personas con discapacidad, que representan el 15% de la población mundial.

Ellos quieren realizar un cambio durante la próxima década, uniendo a organizaciones internacionales del mundo del deporte, los derechos humanos, la política, las comunicaciones, los negocios, las artes y el entretenimiento.

Estamos oyendo la palabra “inclusión” cada vez con más frecuencia y desde diferentes ámbitos; la población con discapacidad quiere un cambio efectivo para eliminar la desigualdad e inactividad a la que están sujetos, quieren que a través de su movimiento global haya visibilidad, inclusión y accesibilidad para derribar barreras, desarrollar su potencial y ser miembros activos y visibles de una sociedad más equitativa e inclusiva.

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