En otra entrega de una serie que describe como "investigaciones sobre el trato especial a los inmigrantes cubanos" en Estados Unidos, el diario Sun Sentinel del sur de la Florida se enfoca hoy en los isleños que entran al país aprovechando la Ley de Ajuste Cubano de 1966; solicitan asistencia social en alimentos, cobertura médica y efectivo; y luego regresan a Cuba por largas temporadas, e incluso definitivamente, donde gastan ilegalmente el dinero aportado por los contribuyentes estadounidenses.
El Sentinel subraya la diferencia entre los cubanos y otros inmigrantes legales. Los cubanos que se acogen a la Ley de Ajuste Cubano tienen un singular y rápido acceso a cupones de alimentos, ayuda suplementaria por discapacidad y otras formas de bienestar social. El resto de inmigrantes legales tienen que esperar cinco años para recibir cualquier beneficio.
Remarca que ese acceso está destinado a ayudarles a rehacer sus vidas en Estados Unidos pero que, actualmente, está ayudando a algunos a financiar sus vidas en la isla comunista, donde el salario medio es de unos $23 mensuales.
Precisa también que las regulaciones prohíben a beneficiarios de asistencia social estadounidense recibirla o utilizarla en otro país.
Aunque el reportaje no lo aborda, la posibilidad de que los cubanos pudieran viajar a Estados Unidos, solicitar la residencia (al año y un día), pedir beneficios sociales y regresar a Cuba fue favorecida por la reforma migratoria de Cuba, implementada en enero del 2013, que amplió el término legal de estancia en el exterior de 11 a 24 meses (prorrogables) y permitió a cubanos residentes en el exterior recuperar la residencia cubana, incluso sin estar residiendo en la isla.
El diario de Fort Lauderdale ha encontrado que, desde 2003, más de 329.000 inmigrantes cubanos llegaron a Florida y fueron hallados con derecho a ayuda para refugiados, que incluye dinero en efectivo, atención médica y capacitación laboral. Ahora representan 9 de cada 10 extranjeros que reciben esta clase de asistencia en Florida, a un costo que la publicación calcula en más de $680 millones anuales.
El periódico cita testimonios de "floridanos hartos" que están denunciando a las autoridades casos de familiares y vecinos que reciben ayuda del Gobierno mientras van y vienen entre las dos orillas, y dejan a alguien a cargo de sacarles el dinero y enviárselos, así como de gastar el cupo de las tarjetas de débito de la ayuda alimentaria.
Miguel Veloso, un barbero que lleva en Estados Unidos tres años, dijo a los reporteros del Sentinel que en Hialeah, primer lugar de parada de muchos cubanos recién llegados, se oye hablar de eso todo el tiempo. Según él, inmigrantes recientes parlotean sobre pasarse un tiempo considerable en Cuba: seis meses allá, dos meses acá. "Vas y vienes antes de que expiren los beneficios", cuenta Veloso.
El matutino cita, asimismo, a la abogada especializada en inmigración Grisel Ybarra, sobre el caso de una mujer cuya abuela y dos tías-abuelas llegaron a la Florida, sus solicitudes de beneficios fueron aprobadas, abrieron cuentas bancarias y regresaron a Cuba. Cada mes, la nieta y sobrina-nieta cambiaba los cheques, por valor de unos $2.400, enviaba la mitad a las mujeres en Cuba y se quedaba con el resto.
Cuando una agencia de bienestar social le preguntó por el paradero de sus parientas, la señora buscó consejo de Ybarra. Le reveló a la abogada que su abuela le había dicho que no quería regresar: "Con el dinero que me mandaste me compré una casa y estoy muy contenta en Cuba".
El Sentinel hace una aclaración: No todos los cubanos reciben ayuda del Gobierno de Estados Unidos. Algunos miembros de este grupo de inmigrantes, que dice es uno de los más exitosos del país, dependen del apoyo de sus familiares, y muchos que la reciben renuncian a ella después de un período breve, una vez que consiguen establecerse.
Pero otros, según apostilla el diario de Fort Lauderdale, se aprovechan del dinero fácil, y se pasan la vida en el "voy y vengo".